El libro Redes de Coñecemento recuerda cómo la JAE fue creada en 1907 y cómo desapareció en 1936 tras el levantamiento militar. La sublevación de Franco y su triunfo desembocó en que parte de los científicos más destacados fuesen apartados de sus cátedras o sus puestos en los centros de investigación en Galicia, perseguidos por sus ideas progresistas o su vinculación con el ideario nacionalista o de izquierdas. Algunos incluso tuvieron que emigrar.

Pero antes de que eso ocurriese, Xosé Antón Fraga subraya el papel de cuatro gallegos como vocales del principal órganos directivo de la JAE: los químicos José Rodríguez Carracido y José Casares Gil; Eduardo Vincenti y el filólogo más historiador Ramón Menéndez Pidal. A estos se unió Juan López Suárez, embajador de la Junta de Ampliación de Estudios en Galicia.

Entre las cien personas becadas en Galicia para estudiar o investigar en el extranjero por la JAE, se encontraban un total de ocho mujeres. La cifra era muy reducida pero importante porque contribuyó a la visibilización de la mujer en las universidades y centros de investigación.

Entre ellas se encontraban las hermanas Elisa Fernández de la Vega y Jimena Fernández de la Vega, alumnas del médico Nóvoa Santos y las primeras licenciadas en Medicina de Santiago, en el año 1920. La segunda logró una beca para ir a Alemania y a Austria; la primera también había conseguido una para estudiar en el país germano pero no pudo disfrutarla.

Junto a ellas, el resto de becadas por la JAE en Galicia fueron Pilar de Madariaga Rojo, Carmen Martínez Sancho, Paz Parada Pumar, Ángela Pardo Celada, la señorita Pardo Gayoso y Olimpia Valencia López.