Muchos feligreses del cura Lezama se sientan alrededor de una mesa en vez de reclinarse en el confesionario, reciben la absolución entre plato y plato y la penitencia llega en forma de factura. A la "parroquia" de Luis Lezama (Bilbao, 1936) acuden desde los marginados de la periferia de Madrid hasta el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. El sacerdote creó de la nada un imperio de restaurantes que ha dado empleo a miles de jóvenes y ha sido escenario de tertulias de políticos, intelectuales y toreros. Todo comenzó en 1974 con la Taberna del Alabardero. El éxito fue casi milagroso y Lezama exportó la idea a Málaga, Sevilla, Marbella, San Pedro de Alcántara y Washington. Tiene 22 negocios y escuelas de hostelería, pero ahora, de vuelta al sacerdocio pleno, atiende la parroquia madrileña del colegio Santa María la Blanca, en Montecarmelo, y su sueño es retirarse para abrir un albergue dedicado a los marginados como el que levantó en 1965 en Vallecas. Allí daba cobijo a los cientos de jóvenes que se vieron atrapados por el infierno de las drogas.