Unas 200.000 anguilas fueron rescatadas y ayudadas a remontar ríos gallegos de la cuenca del Miño para que el milagro de esta especie primitiva se produzca cada año. Para lograrlo debe suceder lo que ayer concluyó en Crecente: el trabajo de recuperación realizado a las puertas del Salto Hidroeléctrico de Frieira, el primer gran obstáculo con el que se encuentran estos pequeños peces serpentiformes al subir por el cauce.

Este trabajo lleva realizándose tres años de forma experimental al comprobar que la anguila no podía remontar de forma eficiente el embalse por los canales de caudal ecológico y que tampoco podía retornar en el momento de realizar la bajada al ser atrapadas por las turbinas o muertas por la presión del agua. Los embalses son la causa principal de la desaparición de esta especie en todo el mundo.

El trabajo de captura lo iniciaron el pasado 5 de agosto agentes de la Consellería de Medio Ambiente de Vigo, Condado-Paradanta, Baixo Miño y Ourense, apoyados por operarios de la empresa Unión Fenosa-Gas Natural, propietaria del salto. Posteriormente, los agentes de la Consellería procedieron a la suelta en ríos de Vigo, Condado-Paradanta, Baixo Miño y Louriña, siempre en la cuenca del Miño.

Desde Los Sargazos

La anguila entra en el río Miño procedente de las zonas de desove, generalmente, en el caso de Europa, es el mar de los Sargazos, aproximadamente en el mes de octubre. Ya lo hace como alevín después de recorrer 4.000 kilómetros como leptocéfalo, fase en la que se conoce popularmente como angula. Durante varios meses realiza el proceso de remonte por los ríos, no solo por el Miño sino por sus afluentes y de otros. Cuando en julio llega a Crecente ha recorrido desde A Guarda otros 65 kilómetros y ya mide entre 8 y 12 centímetros y pesa aproximadamente dos gramos.

La recuperación este año de tantos kilos de "angulón", el nombre con el que se conoce el pez en esta etapa de su vida, no es normal y algunos de los expertos lo calificaron como "excepcional" e indicaron que solo estas anguilas recogidas en Crecente ahora significa que no fueron pescados unos 100.000 kilos de angula del Miño en el tiempo de su captura.

Una vez atrapados los ejemplares se retiran del agua usando redes manuales y se suben con un ascensor hasta la parte superior de la cabecera del embalse, donde se arrojan a un depósito, lo que permite su pesado para posterior suelta en los ríos, usando camiones cisternaespeciales para este transporte.

Uno de los técnicos aseguró que solo se sueltan en la cuenca del Miño ya que para evitar enfermedades no es adecuado llevarlas a otras zonas.

Explica Marcial Carrera, agente medioambiental del Condado Paradanta, que se encontraba trabajando en la zona, que las anguilas pasan parte de su vida en el mar y otra parte en los ríos, con comportamiento catádromo. Cuando es adulto baja por el río y navega durante varios años por el mar hasta llegar al punto de desove, que es generalmente el Mar de los Sargazos en las Islas Bermudas. Allí, en unas aguas tranquilas realizan su puesta.

"Las anguilas emigran para desovar del agua dulce al mar, al revés que el salmón que es anádromo. Se sabe que las anguilas de Europa eligen el mar de los Sargazos para desovar desde hace millones de años", indica el experto.

La operación realizada a las puertas del embalse permite que el ciclo vital de esta especie pueda seguir adelante, y evitar así que la población de anguila de la cuenca del Miño se reduzca a pasos agigantados. Posteriormente se realizará un seguimiento del comportamiento de estos peces. Según Marcial Carrera, el hecho de que pudieran capturarse tantos kilos de angulón en el Miño habla positivamente de como está diseñada la estación de captura, dedicada al salmón y salmónidos.

Volverán al mar

Las anguilas que son soltadas en todo el sur de Pontevedra vivirán en los ríos varios años y cuando alcancen la madurez para desovar otra vez iniciarán un recorrido de más de 4.000 km tras unos ocho meses, partiendo de los cauces fluviales, sin encontrarse barreras artificiales. Una vez allí, machos y hembras se aparean, desovan y, finalmente, mueren. Este proceso se lleva a cabo a unos 500 metros de profundidad y a una temperatura de 15 grados. Los huevos depositados eclosionan a los pocos días, naciendo de estos los llamados leptocéfalos, de un tamaño inferior a la cabeza de un alfiler. Inmediatamente después del nacimiento, movidos más por las corriente del Golfo que por sus propios medios, los individuos inician la migración de vuelta hasta los cauces fluviales desde donde partieron sus madres.

A pesar de que durante el viaje al Miño y a los otros ríos mueren muchos individuos, las puestas de anguila son muy numerosas lo que permite mantener la especie, a razón de unos 9.000.000 de huevos por hembra.

Se cree que en un plazo de dos a cuatro años llegan desde los Sargazos a la desembocadura y se transformas en angulas.

Hace varios años que misiones enviadas desde Japón buscaban y adquirían angula viva del Miño para repoblar sus ríos y conseguir anguilas, donde son muy apreciadas.