"Yes, I do" (sí, quiero).Con estas palabras, Kristin Perry y Sandra Stier sellaron su amor, el pasado fin de semana, y se convirtieron en las primeras mujeres en poder casarse en California desde 2008, apenas dos días después de que la Corte Suprema estadounidense declarara anticonstitucional la ley federal de defensa del matrimonio, que solo reconocía las uniones entre personas de distinto sexo, y un decreto californiano, que prohibía las bodas gais.

Hace poco más de un mes, Vincent Autin y Bruno Boileau hicieron lo propio en Montpellier, escribiendo una importante página en la historia de los derechos sociales en Francia, que se convertía, así, en el décimo cuarto país del mundo (el décimo quinto sería Brasil) en legalizar los enlaces entre homosexuales.

España fue uno de los primeros estados en recoger en su legislación básica ese derecho, gracias a la reforma del Código Civil aprobada en junio de 2005 y de cuya entrada en vigor se cumplen, hoy, ocho años. Desde entonces, y hasta el pasado mes de diciembre, unas 600 parejas de gays y lesbianas se dieron el sí quiero en Galicia, lo que supone una media de 75 cada año, según los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), que revelan, también, que más de la mitad de esos enlaces, 324, se registraron en la provincia de A Coruña.

El número de gays y lesbianas que abandonaron la soltería en la comunidad gallega aumentó, progresivamente, durante los dos primeros años de la reforma normativa que entró en vigor hace hoy ocho, para estabilizarse en los dos siguientes, bajar y volver a subir, según los datos del IGE.

Si entre julio y diciembre de 2005 tan solo se celebraron 38 enlaces entre homosexuales en Galicia -ninguno en las provincias de Lugo y Ourense-, un año más tarde la cifra ascendió a 77 y, en 2007, cayó ligeramente hasta los 74, igual que al año siguiente. En 2009, fueron 69 los matrimonios registrados y, en 2010, volvieron a subir hasta los 80.

El temor a que la victoria del Partido Popular en las elecciones generales supusiera que el recurso contra la ley que permite las bodas entre personas del mismo presentado por esa formación ante elTribunalConstitucional (TC)prosperase hizo que algunas parejas, tanto en Galicia como del resto de España, pensasen que se trataba de un "ahora o nunca". Una circunstancia que podría explicar el hecho de que, en 2011, se celebrasen 92 enlaces (un 15% más que el año anterior) y, en 2012, 96, según los datos provisionales del IGE.

A finales del pasado mes de noviembre, sin embargo, el TC resolvió ese recurso, y declaró plenamente constitucionales los matrimonios de ese tipo, en una sentencia que blindó la ley y que permitió respirar aliviado al colectivo.