Los primeros en intentar grabar a un calamar gigante vivo fueron científicos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Nueva Zelanda en un proyecto que arrancó en 1999. Tras los intentos fallidos de estos, un equipo gallego probó suerte en Asturias. "Primero, recuerda Ángel Guerra, quisimos utilizar el submarino robotizado francés Nautilus. Lo teníamos todo preparado pero al final no se pudo hacer así por no llegar a un acuerdo económico-comercial con los galos sobre quién sería la propiedad de las imágenes y en qué proporción".

Aunque la parte francesa se cayó del plan, gallegos y asturianos decidieron seguir adelante. En vez del submarino Nautil, optaron por usar cámaras fijas de alta definición. "Hicimos dos campañas. Una cámara se nos perdió con 30 horas de grabación y unos 30.000 euros. Probablemente, fue un carguero que pasó por allí y le dio sin darse cuenta. Ese mismo día, un arrastrero cogía un calamar gigante", rememora no sin cierta pena en su voz.

Después, llegaría el año 2005, cuando el nipón Tsunemi Kubodera lograba las primeras fotos de un animal vivo tras enganchar una cámara a una potera. No obstante, las incógnitas sobre el Architeuthis dux prosiguen. Se sigue sin saber cómo caza, cómo y dónde realiza la puesta de huevos.