Alrededor de 30.000 personas conjuraron anoche en Panxón la mala suerte y los desvelos por la crisis económica y, aunque no de forma definitiva, las llamas purificadoras de las tradicionales hogueras de San Xoán redujeron a cenizas los problemas por unas horas. El fuego dio así luz de madrugada a una celebración pagana incombustible, que cada año atrae a un público más numeroso y que aspira a convertirse –más pronto que tarde y a pesar del macropicnic alcohólico que invade la playa– en fiesta de interés turístico de Galicia.

Más masiva que nunca, al coincidir en sábado, la noche de San Xoán en Panxón cumplió ayer las expectativas de todos. Mientras miles de jóvenes se aproximaban a Playa América provistos de bolsas rebosantes de bebidas para el botellón, otros, en su mayoría familias, disfrutaron de una verbena en la que no faltaron las imprescindibles sardinas asadas servidas con pan de maíz.

Pero hasta el encendido de las hogueras a medianoche, varios fueron los actos que contribuyeron a caldear el ambiente en la parroquia marinera de Nigrán. Dos grupos de percusión portugueses, Amigos do Bom Vinho y Bombos Santiago, protagonizaron a las siete de la tarde una sonora "treboada" en la playa que a más de uno hizo saltar de la toalla, sorprendido por el tempranero inicio de los festejos.

Más tarde, en torno a las diez de la noche, mientras en el Templo Votivo tenía lugar la misa en honor a San Xoán, en la calle se iniciaba una verbena en la que el público pudo combatir bailando la fresca brisa nocturna hasta que se prendieron las hogueras.

Fue así como llegó el momento más esperado, la hipnosis colectiva ante las llamas que ascienden de forma magnética y esperanzadora devorando malos pensamientos y funestos augurios: miles de miradas fijas, de rostros anaranjados a la luz del fuego en mitad de una noche vencida a las sombras.

Además, los más valientes demostraron su supersticioso arrojo saltando las hogueras para espantar el "meigallo", siguiendo así el ritual bautismo de fuego con el que tradicionalmente se da la bienvenida al verano.

Mientras tanto, un amplio operativo se encargó de garantizar la seguridad durante la noche. Policía Local, Guardia Civil, efectivos de emergencias y Protección Civil coordinaron sus esfuerzos para controlar el tráfico y evitar peleas y actos vandálicos. Además, personal sanitario atendió heridas y excesos con el alcohol en el pabellón de deportes, convertido por una noche en hospital de campaña.

Tras una larga noche, Panxón madruga hoy invadida por operarios de limpieza para borrar las huellas de los excesos. Más tarde llegarán los bañistas a la playa y continuarán las celebraciones a mediodía con una degustación de mejillones que hará la boca agua a unos 2.000 comensales.