En 1991 se inauguraba en San Martiño Pinario, en Santiago, una muestra que presumía de ser la mayor exposición de arte gallego realizada hasta la época. Se trataba de "Galicia no tempo". Aunque el coordinador de "Gallaecia Petrea", Miguel Fernández-Cid, aseguró que su intención no era enfrentarse al proyecto como una "Galicia no tempo II", sí reconoció ayer que la "excelencia" de las obras reunidas representan "lo mejorcito del patrimonio gallego" –una aspiración que comparte con su predecesora– y que, en todo caso, las 341 piezas que han conseguido recabar los 76 expertos encabezados por seis comisarios, constituyen una colección que será "difícil volver a ver juntas".

El Museo de Galicia ha sido el escenario escogido para llevar a cabo la hazaña. Los alrededor de seis mil metros cuadrados expositivos de los que dispone el edificio diseñado por Eisenman serán el hogar, durante medio año, de una exposición que busca, según explicó Fernández-Cid, que sus visitantes "salgan con ganas de ir a esos lugares originales en los que están ubicadas estas piedras" –procedentes de Galicia, Asturias, Castilla León y Portugal–. Y es que la zona de influencia que "Gallaecia Petrea" abarca no se limita a las actuales fronteras de la comunidad, sino que comprende aquellas otras que la definieron en otros tiempos: desde el Duero hasta el Cantábrico, y desde el Navia hasta el Atlántico.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, asistió a la apertura oficial de una muestra a la que dio una especial bienvenida por contar la historia de Galicia a través de la piedra, un material que usó como símil para referirse al carácter de los gallegos, que "siguen" teniendo la piedra como "materia prima" de sus sueños. "Somos un pueblo con una cara pétrea, lleno de sentimiento, pero al mismo tiempo dotado de una fortaleza insuperable", subrayó. El vínculo entre la piedra y los gallegos, destacó, explica la "obsesión por perpetuarnos pese a todas las dificultades".

Al respecto, recomendó, para sobrevivir a un mundo "convulso", "fidelidad" y "capacidad de innovación". De momento, señaló, se abre un nuevo capítulo en la historia de la comunidad con la apertura del Museo de Galicia. "Tan erróneo es dejar que un anhelo de grandiosidad nos haga olvidar la necesaria austeridad, como ahogar iniciativas que nos proyecten en el presente y en el futuro", proclamó.

Precisamente, aunque "Gallaecia Petrea" fue ayer el principal foco de atención, Miguel Fernández-Cid explicó que no quiere robarle protagonismo al edificio diseñado por Eisenman. Por ello, las piezas reciben al visitante acomodadas en sencillos palés de madera –la otra "gran materia prima de Galicia"– en una búsqueda de "diálogo" con la arquitectura. Además de "austera, reciclable y económica" y de la "mejor opción" para no dañar la obra.

Más que una muestra al uso, un "proyecto"

Estatus de guerreros, vírgenes, columnas, capiteles, molinos, aras, bajorrelieves, petroglifos, un brasero probablemente utilizado en la Torre de Hércules para guiar a los barcos o incluso una pequeña cista, entre muchas otras, componen el muestrario de la exposición, pero Fernández-Cid, su coordinador, insiste: "Gallaecia Petrea" es algo más que eso; se trata de un "proyecto" al que se irán incorporando seminarios y actividades para conseguir "atraer" a todo tipo de públicos.

Además, las aspiraciones no se quedan ahí. El también comisario de la parte contemporánea resalta que la publicación que inmortalizará la muestra aspira a ser "de referencia, por varias décadas probablemente", ya que "excede, con mucho, un catálogo tradicional" al incluir textos rigurosos de especialistas que elaboran fichas de cada obra.

La muestra puede visitarse este fin de semana gratis, un plan al que la Xunta invita a sumarse a todos los gallegos, y después costará cuatro euros, aunque los miércoles será gratis y grupos, estudiantes, familias numerosas y poseedores del carné joven podrán beneficiarse de tarifas reducidas. Los menores de 18 años, los jubilados y los desempleados no tendrán que abonar nada por disfrutar del recorrido.