"1931 fue un año maravilloso para España porque trajo la alegría de vivir y la esperanza con la democracia. España era un país que gozaba con la tristeza de los súbditos, de los esclavos, y vivía antes de ese año una desesperanza absoluta, con todo un siglo anterior preñado de guerras y desatinos". Eso dijo ayer el periodista y escritor Rafael Torres, que habló en el Club FARO de "1931, el año de la República", tras ser presentado por el abogado Francisco Javier Rodríguez Vázquez.

"El 14 de abril -afirmó- es una fecha paradigmática pero no porque el Titanic chocara contra el iceberg como destacan tanto estos días en grandes reportajes los medios sino por la llegada de la República a España en 1931, que lo destacan tan poco; la venida de un régimen democrático, garantista, amigo de los españoles en un Estado cuyos gobiernos siempre se habían caracterizado por perseguirlos".

Afirma Torres, al que la editorial Esfera de los Libros publicó "1931. Biografía de un año", que la historia parece estar secuestrada por los historiadores, que solo destacan las guerras, hambrunas, éxodos... y se olvidan de sus protagonistas cotidianos. "En ellos -dijo- es en lo que quiere centrarse mi último libro. Describir la vida real, ordinaria, profunda, de aquel año marcado por el gran acontecimiento del 14 de abril. Contiene, en efecto, el relato de la vida cotidiana del país, en paralelo a la historia de la política, del 1 de enero al 31 de diciembre".

La tristeza de los súbditos

Torres, que afirma que es tan republicano que le importa más la verdad que la república y que si no viene la III República es porque nadie la llama en España "o acaso que los españoles no la merezcamos", afirmó que España era un país "que hasta la República parecía gozar con la tristeza de los súbditos, de los esclavos, y vivía antes de ese año una desesperanza absoluta, con todo un siglo anterior preñado de guerras y desatinos".

"Fue una revolución profunda que cursó sin un herido leve y supuso pasar del absolutismo a la libertad. Es cierto que cuando se proclama el nuevo régimen España era un verdadero caos y ese año fue un tiempo insuficiente para cambiar el aparato atávico y ancestral de la vida española. Pero se cambiaron muchas cosas y una de las primeras que tuvieron claras fue la educación, que consideraban pieza clave del cambio". Dice Torres que la conjura contra la libertad la protagonizaron aquellos que, despreciando a España y a los españoles, actuaron por miedo a perder sus privilegios ancestrales".

El periodista hace una comparación de aquella fecha con el presente. "Cuando llegó la República a España -explicó- le pasaban cosas muy parecidas a las que el país vive ahora. El crack del 29 había desmantelado las economías, el paro era terrible, hubo también un grave problema de la vivienda, fuga de capitales... Incluso podríamos hacer un paralelismo entre las cuantiosas obras públicas emprendidas por el Gobierno de Primo de Rivera, de dudosa utilidad, y las realizadas últimamente en España. La diferencia está en que aquella situación desembocó en la instalación del régimen republicano y, que se sepa, no aparece en el horizonte inmediato de la España actual".

Habló Torres de los suicidios como uno de los referentes que estudia en su libro. "En el periódico que me sirvió de guía para estudiar es año 1931 de la esperanza , el "Ahora", se decía el 1 de enero que había muertes violentas en todas partes pero son los suicidios los que califican una situación social y había de tres a cuatro diarios al menos; en primer lugar, porque no había con qué alimentar a los hijos pero también por evitar el desamparo de la vejez (cosa que, por cierto, se vuelve a temer ahora con la crisis. España era cuando llegó la República un país donde daban ganas de morirse; los niños, muchos de ellos desatendidos y explotados laboralmente, caían como chinches; la fiesta de los toros, a la que la República puso coto, despanzurraba en cada corrida a muchos caballos en un espectáculo de sangre y vísceras nada edificante. En Vigo mismo, en ese tiempo el enclave más importante de Galicia, se vivió en la Estación Marítima la llegada de los repatriados de Cuba en la miseria más absoluta".