Fue el niño mono del destape y uno de los guapos oficiales de los noventa. Ahora, con 41 años, es noticia por la serie “Qué fue de Jorge Sanz?”, un corto que retrata el mundo del cine sin esconder sus miserias, y por su regreso al teatro como el “galán bajito” de “Crimen perfecto”, la versión teatral de la magistral película de Alfred Hitchcock.

-¿Qué fue de Jorge Sanz?

-Pues nada, la verdad. La verdad es que nada, como siempre. Trabajando cuando puedo, eligiendo lo que hago lo mejor posible y haciéndolo con cariño, que es lo que me divierte. “¿Qué fue de Jorge Sanz?” es un formato novedoso, que no nuevo, que estaba por explorar aquí. Está hecho en familia y con muchas ganas, para televisión y como a nosotros nos gustaría que fuera la tele.

-¿Un formato novedoso con qué características?

-Bueno, pues que la hemos rodado con lo básico. Queríamos hacer una serie que no lo pareciera, que la ropa fuera ropa, que los decorados no fueran en tonos pastel y fucsia y que los cuadros en las paredes estuviesen torcidos. Que no hubiese escenario. Queríamos que se hablara normal, como habla la gente normal y que pasaran cosas normales. La idea era sacar la cara B de la fama, de lo que significa estar arriba y estar abajo, volver a arriba y volver abajo.

-¿Cuáles son esas sombras de la profesión?

-Ninguna. Es decir, esta profesión tiene momentos grandes y momentos pequeños, como todos los oficios. Sólo que en éste estás de cara al público y todo se potencia mucho más. Pero en principio no es diferente.

-¿Le hace falta pasarlo mal a la generación de actores que representa en la serie Pablo Puyol, muy formados, que bailan y cantan además de actuar?

-No, no, porque ya les tocará. Y les irá bien. Yo he tenido la suerte de trabajar en una época en la que se podía tener experiencia. Ahora la gente suple la falta de trabajo con preparación en escuelas. Yo empecé en los ochenta, en la época del destape. Soy el pequeño de una generación que ya se ha hecho mayor y he pasado de ser el niño a ser el abuelo de los rodajes.

-El cine español sigue siendo tan atacado como defendido. ¿Qué valoración hace de él después de tantos años?

-El cine español tiene algo muy especial. Yo creo que la falta de medios la suplimos con ingenio, como pasa en todas las industrias emergentes. Pero el cine tiene una proyección densa en toda Latinoamérica, todo lo que se hace en España se vende fuera, es muy potente.

-Cineastas metidos a políticos, políticos que se rodean de cineastas... ¿Qué opina de la que se ha montado con la Ley Sinde?

-Yo creo que en este país cometemos en general un error inmenso, que es que todo el que no piense como nosotros, de entrada, no nos gusta. La política es cosa de todos y debería ser cosa de todos. Hay que ser más comprensivos, escuchar más. Es que en política todo el mundo debería opinar. A mí me encantaría saber a quién votan deportistas como Casillas o Raúl. O Guardiola.