El tiburón ha muerto; viva el delfín. Esa es la frase que podría resumir la intervención en el Club Faro de Miguel Ángel Bañuelos, presidente del grupo de Comunicación BBDO España, quien considera que los "tiburones", aquellos que buscan el éxito sin respetar ningún principio ético, están en vías de extinción, y propone que los sustituyan los "delfines": personas inteligentes, valerosas y solidarias. "El tiburón, gracias a Dios, ha dejado de estar bien visto", sentenció.

Para Bañuelos ha quedado atrás la "época hortera" de los 90, cuando la gente que ganaba dinero "gozaba de gran admiración social". Responsabilizó a esos "tiburones" de la actual crisis, y pronosticó que sus días "están contados". "Aparecerán otras especies, pero serán menos descaradas y tendrán que manejarse con más tiento", anticipó.

Ana Rodríguez, periodista de Faro, se encargó de entrevistar a Bañuelos ante el público del Auditorio do Areal. Destacó la carrera de más de cuarenta años del publicista de origen extremeño y madrileño de adopción, presidente durante cuatro años de la Asociación Española de Agencias de Publicidad.

Mundo hostil

Bañuelos es autor de "Los tiburones han muerto", un libro dirigido a sus hijas y en el que aporta 115 principios para sobrevivir en un mundo hostil, como el laboral, que calificó "hostil por naturaleza". En este sentido, aconsejó a los trabajadores que nunca cambien de trabajo hasta tener otro asegurado, ya que en este país "el empresario solo contrata al que tiene empleo, así se lo quita a otra empresa".

Alertó sobre los "estúpidos" en el trabajo, aquellos que hacen el mal y no obtienen ningún beneficio de ello. "Saber que tu jefe es estúpido te da ventaja, porque al estúpido se le puede manejar", explicó. "Pero la indecisión es dañina. Si tu jefe, además de débil, es indeciso, mejor escapa corriendo".

El publicista defendió el buen ambiente laboral como fundamental en el éxito de una empresa. "Hay miles de maneras de hacer que la gente esté contenta en el trabajo, y esa es una medida de eficacia –destacó–. Cuando el trabajador está a gusto, las compañías van como tiros, pero cuando la gente no confía en su jefe ni en el futuro, empiezan a ir mal".

Aconsejó tener "afecto cero" a la empresa en la que uno trabaja, ya que las compañías tienen como único objetivo ganar dinero. "En cuanto no te necesiten te van a dar la patada con la excusa absurda de que ya no les interesas", advirtió. Y alertó sobre las secretarias: "Si no saben guardar un secreto, hay que echarlas".

Con ironía y gracejo, Miguel Ángel Bañuelos jalonó su exposición de ejemplos de la actualidad. Señaló al financiero Warren Buffet como uno de esos "tiburones" que "ha triunfado siendo un salvaje, hundiendo la libra él solito". En el extremo contrario situó al periodista Iñaki Gabilondo, que "goza del respeto hasta de sus enemigos y no ha pisado cabezas". También al fundador de Microsoft, Bill Gates, una de las mayores fortunas del mundo, y que ha prometido donar el 97 por ciento de su dinero a la beneficencia. "Gates copió el sistema operativo que había inventado Steve Jobs, de Apple, para que se pudiese utilizar en todos los ordenadores –recordó–. Ahora ya es el mayor filántropo de la historia de la humanidad". Para Bañuelos, "el altruismo tiene mucho de egoísmo y de vanidad, como tener hijos".

Distinguió entre la honradez, que vinculó a la rectitud, y la honestidad, que relacionó con la fidelidad sexual. "Se es honrado de cintura para arriba y honesto de la cintura para abajo", resumió.

También estableció una diferencia entre ser "listo" y ser "inteligente". Mientras que el inteligente trabaja en el problema, se informa y se pone en disposición de tomar una decisión en base a su razón, el listo, más peligroso, "pone trucos para no enfrentarse al problema, lo rodea".

Pese a proceder de un ámbito tan creativo como el de la publicidad –o tal vez quizá por ello–, aseguró que es muy difícil inventar algo genuinamente nuevo. "Es estúpido intentar crear lo que ya está inventado". Y recurrió a una cita de Les Luthiers: "Lo que se le pide a una persona no es que sepa, sino que sepa quién sabe".