"La ludopatía es una enfermedad, y el ludópata, un enfermo". Esta fue una de las conclusiones de la mesa-redonda que mantuvieron ayer en el Club Faro tres consagrados especialistas en la adicción al juego, un acto que coincidió con el XX aniversario de la fundación de la Asociación Gallega de Jugadores de Azar (Agaja). Aunque aportaron enfoques diferentes, tanto los psiquiatras Luis Ferrer y Víctor Pedreira como el terapeuta de Agaja y ex adicto Juan José Lamas coincidieron en señalar la mayor prevalencia en nuestra sociedad de la ludopatía, que se estima afecta en la actualidad a unos 200.000 gallegos.

Víctor Pedreira, jefe del servicio de Psiquiatría del Complejo Hospitalario de Pontevedra, recordó que adicción significa "sumisión, exclavitud", y que como enfermedad que es, "la sanidad pública debe hacerse cargo de los afectados por ludopatía en igualdad de condiciones con otros adictos". Ya en el coloquio, señaló que ya empiezan a existir unidades de conductas adictivas en centros sanitarios como el de Ourense, donde la ludopatía se trata igual que la adicción a la cocaína, a la heroína o al alcohol.

Psicología y fármacos

Pedreira señaló que los tratamientos farmacológicos no son la primera opción a la hora de abordar la ludopatía, pero que en casos de morbilidad y cuando existe una fuerte impulsividad se prescriben antidepresivos, ansiolíticos, estabilizadores del humor y antagonistas opiáceos, éstas últimas sustancias que impiden que el adicto sienta placer, y que se utilizan también para combatir la adicción a la heroína y el alcoholismo.

El psiquiatra destacó que existen los llamados "jugadores duales", quienes además de la ludopatía padecen otra patología asociada, como la depresión, el alcoholismo y la psicosis.

Explicó que la prevalencia de los jugadores patológicos es dos o tres veces mayor en hombres que en mujeres, y que el problema suele aparecer entre los 18 y los 40 años. Se da más entre la clase media y media-baja, y suele haber antecedentes de adicción, sobre todo al alcohol, en la familia. En este sentido, subrayó la "enorme similitud" existente entre la ludopatía y el alcoholismo: "Hay una predisposición social enorme a ambas. Producen culpa después de un estado de bienestar y comparten espacios sociales comunes. Provocan deterioro social y recaídas frecuentes".

Víctor Pedreira habló también de los factores neurobiológicos vinculados a la ludopatía, que cada vez son más conocidos: neurotransmisores como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, las dos últimas más elevadas en los ludópatas.

El psiquiatra destacó que la ludopatía no es algo nuevo, sino que lo nuevo es la prevalencia de las adicciones conductuales en las sociedades desarrolladas.

Enfoque social

Luis Ferrer, jefe del servicio de Psiquiatría del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago y académico de la Real Academia de Medicina de Galicia, se refirió a la historia de los juegos de azar y afirmó que "lo adictivo es uno de los rasgos psicopatológicos de la sociedad contemporánea".

Manifestó que hay muchos factores socioculturales en Occidente que predisponen a la adicción, que afecta al más del 2 por ciento de la población en España. Además de esta "psicopatología de la posmodernidad", Ferrer apuntó a que puede haber otras causas que expliquen que España sea el segundo país del mundo en alcoholismo juvenil –después de Bulgaria– y el primero en consumo de cocaína.

El psiquiatra denunció que, paralelamente a una "adultización del niño" –no existen contenidos exclusivamente infantiles– se ha dado una "infantilización del adulto", que ha producido "jovencitos perpetuos", sujetos que se declaran totalmente irresponsables frente a su problema. "Algunos ludópatas dicen que tienen ludopatía por culpa de las tragaperras, como quien coge un virus, y piden que les curemos", lamentó Luis Ferrer, que recordó que no se puede ejercer control voluntario sobre una enfermedad, pero sí sobre la conducta.