Murieron abrazados. Juntos, pero solos en su tragedia. La muerte de un matrimonio octogenario en Vigo, que fue encontrado abrazado sobre la cama, ha conmocionado a todos los que les conocían. Pero también hace reflexionar a la sociedad sobre el gran número de mayores que fallecen en estas circunstancias y no son encontradas hasta varios días después. En el caso de esta pareja de Puebla de Sanabria, que vivía desde hacía 30 años en Vigo, llevaban muertos cuando los hallaron seis días él y tres ella. Parece ser que el marido falleció de un infarto cerebral y su mujer lo hizo por deshidratación al permanecer tres días sin separarse del cuerpo.

Andrés Vázquez Piñeiro, presidente de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría, lamentó ayer el suceso "bastante habitual, aunque no debería de serlo". Más allá del amor que la fallecida sintiera por su pareja después de tantos años, los expertos opinan que, en este caso, "tenía seguramente que sufrir alguna demencia, un problema que, lamenta, "no se diagnostica en el 50 por ciento de los casos".

Galicia es la tercera comunidad más envejecida de España y las provincias de Lugo y Ourense poseen el índice de mayor envejecimiento de Europa. De las 611.000 personas mayores de 65 años que residen en Galicia, unas 350.000 viven solas o acompañadas de otras que superan los 70 años, según datos de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría.

Además, según destaca Vázquez Piñeiro, hay 175.000 ancianos que superan los 80 años. El 30 por ciento de dicho colectivo reside en núcleos de población rurales y dispersos, de menos de 500 habitantes, lo que hace que Galicia se encuentre entre las comunidades de mayor aislamiento de Europa. A pesar de ello, sólo los complejos hospitalarios de Lugo y Vigo disponen de unidades de geriatría con profesionales y dotación adecuadas.

La Sociedade de Xerontoloxía e Xeriatría apunta a la necesidad de mejorar la asistencia de estos mayores y la detección de las patologías, además del aumento de ayudas en el hogar y servicios de teleasistencia. "Es importante que las personas sepan que tienen un apoyo del entorno", concluye.

Aumentar la vigilancia

Aumentar la vigilancia en los casos de posible vulnerabilidad es así esencial para evitar muertes de este tipo, según coincide la psicóloga Encarna Álvarez. "La soledad no siempre tiene repercusiones negativas, muchos aceptan su situación y se adaptan bien a ella, pero es necesario incrementar la vigilancia desde los servicios sociales para evitar casos trágicos", añade.

La trabajadora social Diana Porto, por su parte, apunta cómo "el ritmo actual de la vida y las condiciones laborales" conducen a muchos mayores a una situación de soledad. "Normalmente parte de la familia del mayor el acudir a una residencia o buscar otro tipo de ayuda", describe. El problema reside en que, en ocasiones, "no son verdaderamente conscientes de las consecuencias que pueden tener que cierta persona viva sola", advierte esta profesional.

A esto se añade "un rechazo hacia la institucionalización en centros de mayores que siguen teniendo muchos mayores, ya que lo confunden con centros benéfico asistenciales, cuando hoy en día no tiene nada que ver", considera Manuel Añón, director de Doral Residencias.