El bebé que nació en Serantes porque su madre se empeñó en no faltar a la romería de San Antonio. El niño que recibió su primer Quijote cuando cumplió doce años. El chico que no hizo carrera militar porque era miope. El coleccionista de teteras y barcos. El melómano que podía pasar de Jacques Brel a Mozart. El fotógrafo algo más que aficionado. El ávido lector de Baroja y Eça de Queirós. El hombre que creía que los seres humanos eran malibuenos o buenimalos. El primer académico que se atrevió a tener correo electrónico. El literato que no fue reconocido hasta que "Los gozos y las sombras" se vio en televisión y que no pudo comprar casa propia hasta pasados los 70 años...

Todos son la misma persona: Gonzalo Torrente Ballester, y todos –también, por supuesto, el Torrente escritor– están a disposición del público desde este lunes, y hasta septiembre, en la Fundación que acoge su legado en Santiago en la exposición que presenta "los mundos" del ferrolano. La muestra, organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y la Fundación Gonzalo Torrente Ballester, es más bien, como dice uno de sus comisarios, Miguel Fernández-Cid, gerente de la Fundación, un "proyecto" que se va haciendo, ya que ya ha pasado por Salamanca, donde se enfatizó su faceta de profesor, por Ferrol, en donde se hizo hincapié en su niñez, y ahora llega a Santiago, la sede de sus lugares míticos, para visitar luego Pontevedra, el lugar de sus paseos.

Santiago cuenta con la ventaja de la Fundación, que acoge su legado, y que ha recreado su despacho y su sitio de descanso para la ocasión, muy cerca de la ventana con la que los arquitectos han homenajeado al autor al dejar una vista de la Berenguela. En Compostela se exhibirán unas 400 piezas que abarcan desde manuscritos a fotografías realizadas por él, sus libros, sus colecciones, el amplísimo archivo sonoro que recoge su voz y un documental titulado "GTB por GTB".