"El Gobierno se empeña en dar imagen de misiones de paz a las misiones de nuestras Fuerzas Armadas en el exterior, pero no dejan de ser misiones militares en escenarios de riesgo". Así valoraba ayer José Luis Rodríguez Jiménez, titular de Historia Contemporánea de la Universidad Rey Juan Carlos, el contrasentido de la presencia de nuestras tropas en países extranjeros.

Presentado por la periodista de FARO Ana Rodríguez, el historiador, autor de "Las misiones exteriores de las Fuerzas Armadas de España en Alianza Editorial, hizo una exposición, antes de someterse a las preguntas, de la evolución de esa presencia española en misiones en el extranjero desde 1988, en Angola, en que aporta observadores desarmados. "Durante los últimos 20 años –dice– nuestros militares han acudido a muy distintos escenarios en cuatro continentes integrados en una fuerza internacional dependiente, según los casos, de organismos especializados en el mantenimiento de la paz en el mundo".

La historia que enumeró cronológicamente José Luis Rodríguez, de la que aquí no vamos a dar más que sus datos básicos, arranca con una misión de la ONU en territorio africano, en 1989. "Por tanto –matizó– España empieza a participar en este tipo de misiones con bastante retraso respecto a otras naciones". Lógicamente, la ONU prohibe el uso o amenaza de fuerza aunque con excepciones, según recordó el profesor. Esto va variando con el tiempo de modo que nuestras tropas van realizando misiones de pacificación, sin armas a otras con armas; de seguridad va población amenazada, de ayuda humanitaria, reconstrucción en zonas de desastre... "Estas acciones –comenta– se mezclan, a veces son confusas, encubren el objetivo real perseguido".

Las geografías

Golfo Pérsico en 1990, Balcanes, Irak, Líbano, Afganistán... por las palabras del conferenciante, apoyadas en diapositivas, fueron desfilando los sucesivos destinos de nuestras tropas, el mando a qué respondían desde la ONU a Washington o la OTAN, el proceso de profesionalización que fueron experimentando las FAS, el trasfondo político nacional...

En las respuestas que dio posteriormente al cuestionario de Ana Rodríguez se definieron temas importantes de esta participación militar española en el exterior. "Aunque estas misiones se hayan definido a menudo –dijo– y hayan sido visualizadas como ´de paz´, no dejan de ser misiones militares. Lo son todas y, además, si bien en las de pacificación no existen operaciones bélicas propiamente dichas, esto no significa que excluyan el combate si es necesario para el cumplimiento de la misión"

El historiador destacó en su charla una frase de un ex secretario general de la ONU, Hammarsjold: "Los militares no son las personas idóneas para las operaciones de paz, pero sin ellos no se podrían llevar a cabo".

Contó el profesor que esta situación de especialización en misiones de paz comenzó a cambiar con el último gobierno de González, cuando la OTAN toma el mando de misiones de la ONU en vías de fracaso. Bajo los gobiernos de Aznar esa tendencia se acentúa, de forma que la mayor parte de efectivos en el exterior quedan subordinados a la Alianza Atlántica con directrices de defensa norteamericanas. En cambio, con los gobiernos de Zapatero se modifica, pasando al mando operativo de la OTAN (Afganistán) de la ONU (Líbano).

"Las misiones en el exterior –sostiene José Luis Rodríguez– han sacado a las unidades españolas de los cuarteles, de modo que hasta la década de 1990 teníamos un ejército ´cuartelero´; ahora lo tenemos ´expedicionario´, exagerando un poco. Estas misiones son cruciales en la modernización de nuestras FAS y en su integración y capacidad de coordinación internacional".

La aportación española a las misiones militares conjuntas ha cambiado y aumentado considerablemente, según el historiador, desde sus inicios dos décadas atrás. "Los cometidos ahora son más variados, incorporan la posibilidad de tener que recurrir a la fuerza y entrañan más riesgos".

"Los gobiernos deberían dar más explicaciones"

Soldados españoles obligados a abrir fuego con cañones y ametralladoras para defender sus vidas en Irak, a regalar bicicletas a mil niños de los Balcanes para ir a clase, a intercambiar coca-colas por información en la selva nicaragüense, a reconstruir como pocos países áreas arrasadas.. . De esas cosas habla este historiador, que se hace una pregunta: ¿no deberían explicar los Gobiernos qué obtiene España en concreto con estas misiones, incluso en términos materiales?

Según Rodríguez Jiménez el comportamiento de nuestros militares con la población civil, en todos los escenarios, puede calificarse de muy bueno, sin quejas en contraste con tropas de otros países. Reconoce que estos trabajos exteriores han contribuido a cambiar la valoración de las FAS por parte de la sociedad española, aunque aporta Rodríguez un matiz: "Esta alta valoración de las FAS en las encuestas no se ha visto reflejada, hasta la irrupción de una grave crisis económica, en un aumento significativo de las vocaciones militares, dependiendo mucho de emigrantes llegados a España".

Armamento

La dotación de armamento progresivamente mejorada y la obsesión por no tener bajas en que insiste el Gobierno, consciente de que sería utilizado por la oposición, fueron otros aspectos a los que se refirió Rodríguez, que cree que habrá un repliegue por la crisis económica. "Es posible que una parte de los ciudadanos –explicó– no muestren el interés que se merece nuestra política exterior, al estar afectados por preocupaciones más domésticas pero deben entender que cuestiones importantes de ámbito nacional dependen cada vez más de las relaciones internacionales. Y creo imprescindible que la clase política alcance un consenso en política exterior y de defensa. Se trata de una cuestión de Estado y no electoralista".