“Cada vez aumentarán más el calor, los trastornos climáticos en general, los terremotos y, quiera Dios que no, las erupciones volcánicas”, dijo ayer en el Club FARO Enrique de Vicente, periodista y director de Año Cero en una charla sobre las “Claves ocultas de ‘El símbolo perdido” (la revolución Dan Brown). Sin embargo, a pesar de estas previsiones en la que creía, aconsejó al público no caer en catastrofismos y sembrar amor, alegría, esperanza y fe “porque una chispa de luz vence a las tinieblas”.

Presentado por el periodista Manuel López Prado, su conferencia partió del análisis del último libro de Dan Brown para, descifrando sus claves, desarrollar una más amplia mirada para mostrar que nuestra cultura, ciencia, filosofía y sistemas de creencias están sembrados de claves ocultistas ancladas en el “pensamiento mágico”. Una conferencia de tan largo recorrido temático por esta cultura de lo mistérico (hasta llegar a las ciencia noéticas) y tan ocupada por referencias tan distintas nos obliga aquí a centrarnos en lo que De Vicente considera nuclear de la misma y que dejó para el final.

De Vicente, autor de “Claves ocultas de El símbolo perdido” en Plaza y Janés, enlaza con las referencias que en su último libro hace Dan Brown respecto al año 2012 para exponer sus propias visiones sobre los signos de cambio de estos tiempos que nos tocan vivir. Cree este periodista que la idea de que 2012 puede significar un punto de inflexión sin precedentes se está convirtiendo en un fenómeno sociológico y comercial, basado en una interpretación apocalíptica del calendario maya, que finaliza inexplicablemente en ese momento. Pero se pregunta qué puede haber de cierto tras ella y si anuncia un fin del mundo al modo conocido, un cambio radical de era o es una creencia sin fundamento.

Fin de tiempo

De Vicente cita tres momentos del libro de Brown en que hace referencia a este año y afirma que en sus páginas habla de un fin de tiempos pero no en el sentido de las creencias convencionales. ”Para Brown -dice- el mundo evoluciona hacia un momento en que vamos a tener que utilizar un pensamiento colectivo, y que éste puede influir en el mundo de forma poderosa, y yo también lo creo”.

Afirma el periodista que de lo que habla Dan Brown por medio de sus personajes no es del fin del mundo sino de una era. “Yo creo -añade- en el estudio del geofísico Alexei Dmitiev según el cual las alteraciones geofísicas y climáticas de la Tierra se están volviendo cada vez más irreversibles y están causadas por materiales altamente cargados que afectan más allá de la Tierra, a todo el sistema solar . Ese estudio afirma que sólo mediante una profunda comprensión de los cambios que estan teniendo lugar en el medio natural que nos rodea, políticos y ciudadanos serán capaces de dar una respuesta. Cada ser vivo sobre la Tierra pasará por un control de calidad para determinar su capacidad para sobrevivir a estas nuevas condiciones, a estos retos evolutivos que no se podrán afrontar individualmente”.

Dice De Vicente que es como si la Tierra estuviera entrando por un embudo espacio-temporal que, entre otras cosas, provoca esta aceleración de la realidad que estamos viviendo.

Y De Vicente llegó al concepto de las llamadas y poco conocidas “ciencias noéticas, porque le permitían enlazar la aparición de este tema en el libro de Dan Brown con su propia experiencia y pensamiento personal. “Conocí al cofundador del Instituto de Ciencias Noéticas de California, Edgard Mitchell, el único astronauta que pisó la Luna y que, tras esta experiencia, decidió dedicarse a la exploración interior”.

Cuenta De Vicente que Mitchell llegó a la conclusión de que toda la belleza de la Tierra estaba a punto de derrumbarse por una crisis total. “Para él hay tres alternativas: una, no hacer nada, con lo que se colapsaría la civilización; dos, una dictadura mundial que permitiera sobrevivir con el costo de grandeds guerras; la tercera, promover un un cambio de conciencia que nos permita responsabilizarnos de nuestros actos”