Su posición geográfica y sus impresionantes puestas de sol llevaron a los antiguos romanos a creer que en él moría el sol, por lo que pasaron a denominar este enclave Finis Terrae. Convertido en uno de los lugares más visitados de Galicia después de la catedral de Santiago de Compostela, el prestigioso periódico alemán Die Welt ha incluido el Cabo de Fisterra entre los cinco más bellos e interesantes de Europa en el reportaje “Los cabos más bellos desde Noruega hasta España”.

Precisamente esa vinculación con el fin del mundo y la estética del lugar han servido al diario alemán para destacar la zona y asociarla a las leyendas propias del Camino de Santiago. Así, en el reportaje publicado el pasado domingo se hace mención a los peregrinos y las fábulas que giran en torno a ellos. “Muchos peregrinos visitan este lugar a una distancia corta de Santiago, se bañan en la playa para lavar el polvo apagado del largo viaje y queman una prenda de su equipaje para comenzar su nueva vida sin carga”, explica la reportera Rita Schulze en el texto, refiriéndose al final del peregrinaje a la capital gallega.

El otro rito que cita es ver la puesta de sol, que “simboliza la muerte y la resurrección”. Esto es, la muerte está representada en la puesta del sol en el mar y la resurrección alude al amanecer del día siguiente.

La Iglesia cristianizó el lugar construyendo una ermita, donde los peregrinos llegaban después de pasar por Santiago para venerar las reliquias de San Guillermo y la imagen de Cristo. Tal era la llegada de gentes que en el siglo XV se tuvo que construir un hospital de peregrinos.

El faro de Fisterra es el más importante de la Costa da Morte. Fue construido en 1853, a 138 metros sobre el mar, para proteger a los barcos de una de las costas más peligrosas. Es obra del ingeniero Félix Uhagón y tiene categoría de faro de primera orden.

Junto al Cabo de Fisterra Die Welt ha escogido cuatro extremos que destacan por su estética y por sus leyendas:

Cabo da Roca, en Portugal. El poeta Luís de Camões definió el Cabo da Roca como el lugar “donde la tierra acaba y el mar comienza”. Lo más destacado de este enclave es la vista de los acantilados, que emergen del océano Atlántico a aproximadamente 140 metros sobre el nivel del mar. Sobre el acantilado hay un faro. Cabo da Roca pertenece al municipio de Sintra y se encuentra a unos 25 kilómetros de Lisboa.

Cabo Sunión, en Grecia. El cabo Sunión es famoso por las ruinas de dos templos que dominan el mar, uno dedicado a Atenea, el otro a Poseidón. Este enclave era, según la leyenda, el lugar donde Egeo se habría lanzado al mar al creer que su hijo Teseo había muerto en su combate con el Minotauro. De él proviene el nombre del Mar Egeo.

Cabo de Skagen, en Dinamarca. Constituye el extremo septentrional de Dinamarca. Se proyecta en las aguas entre el Mar del Norte y el estrecho de Dinamarca. Su faro fue construido en 1850.

Cabo Norte, en Noruega. Se encuentra en la Laponia noruega y su acantilado se refiere a menudo como el punto más septentrional de Europa. El Cabo Norte fue nombrado por el Inglés explorador británico Richard Chancellor en 1553, cuando pasó el cabo en la búsqueda de un pasaje del Nordeste. Desde entonces recibe frecuentes visitas de exploradores que subieron el acantilado a la meseta. Hoy en día es una gran atracción turística. Los viajeros también pueden disfrutar de safaris de ave a una reserva natural con más de 2 millones de aves marinas. En verano no hay puesta de sol.