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Ellas desnudas; ellos vestidos

Sociólogos y modelos analizan por qué el tratamiento entre hombre y mujer en las portadas es diferente.

Ellas desnudas; ellos vestidos

Belén Rueda, actriz. Sarah Palin, política; Jennifer Aniston, actriz; Madonna, cantante. Cuatro mujeres de reconocido prestigio en sus terrenos. ¿Por qué cuando posan para una revista lo hacen casi desnudas y en actitudes marcadamente provocativas? ¿Por qué el torero Cayetano Rivera, el actor Hugh Jackman o el músico Justin Timberlake no muestran sus encantos para aparecer también en las portadas? ¿Necesitan las mujeres desnudarse para ser protagonistas o necesitan las portadas mujeres desnudas para vender? ¿Por qué acceden las mujeres a esto?

La realidad está ahí, a la vista de todos en las revistas de primera línea que millones de mujeres y hombres consumen a diario. El debate se diluye en los brazos de lo cotidiano porque a muy pocos les sorprende esta marcada diferenciación. De hecho, la directora de la revista Vanity Fair en España, Lourdes Garzón, asegura que la publicación no hace distinciones sexistas en sus portadas: "Nos fijamos en la persona, en su profesión, no en su sexo". De este modo, asegura que al proponer a una persona aparecer en la portada de la revista, "tan sólo buscamos una fotografía magnífica, en la que el protagonista tenga una actitud y que no sea plana, independientemente de que sean hombres o mujeres".

Garzón, sin embargo, admite que son los propios medios de comunicación los que establecen diferencias por cuestión de género. Pone como ejemplo una reciente entrevista que su revista realizó a la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal. "A pesar de que ofrecía numerosas declaraciones interesantes sobre temas de actualidad, lo que la mayoría de los medios destacaron era su vestido y su forma de posar", lamenta. La directora niega una actitud sexista en portadas como en la que aparece Andrés Velencoso, vestido, abrazado por las modelos desnudas Nieves Álvarez y Eugenia Silva. "Esa fue nuestra primera portada de tono más sexy, pero no significa que siempre vayan a ser las mujeres las protagonistas", justifica.

El modelo ourensano Iván Cabrera, Mister Mundo 2008, considera que este tipo de imágenes tienen una razón "simplemente comercial". "Es impactante ver a mujeres que no se dedican a la moda semidesnudas y eso vende, pero está claro que las mujeres tienen la última palabra", apunta. En su caso personal, Cabrera asegura que no accedería a desnudarse para una portada, "va contra mis principios", afirma.

Para los sociólogos, las razones de esta discriminación hay que buscarlas en la larga historia de machismo que nos precede. Rosa Cobo, especialista en cuestiones de género de la Universidade de A Coruña, recuerda que las mujeres a lo largo de la historia han sido asignadas al espacio privado-doméstico en el que tenían lugar la reproducción y las tareas de cuidados. "Esto significa que las mujeres hemos sido socializadas para servir a los ´otros´, a los varones: hay que ser buena madre por encima de todo, buena esposa, etc. Y es aquí donde podemos entender las portadas que ocupamos en las revistas: ser para los otros, ser para los varones", describe.

La pregunta clave es por qué las mujeres colaboramos activamente en este proceso. "En primer lugar, porque este análisis no lo hacen la mayoría de las mujeres. En segundo, porque hemos sido socializadas en la idea de gustar a los varones aunque sea a costa de la objetualización de nuestros cuerpos y tercero, porque esta sociedad patriarcal demanda eso a las mujeres y los medios de comunicación son un poderoso instrumento al servicio de esa sociedad patriarcal", argumenta.

Pilar Pardo, investigadora de temas de género que imparte el máster de Igualdad de género de la Universidad Complutense, coincide con Cobo en el poder de la socialización. "La mujer ha aprendido a construir su cuerpo como deseo del otro, de los hombres, y el cuerpo de la mujer se usa como reclamo de consumo. Los hombres han sido socializados para la autonomía y la independencia y en las portadas de las revistas ofrecen esa imagen; a las mujeres, sin embargo, se las ha educado para la falta de autonomía y para la dependencia", reflexiona. Pardo asegura que la mayoría de las mujeres no son conscientes de este diferenciado proceso de socialización. "Te lo venden como algo estético y que no pasa nada, pero al entenderlo racionalmente surge el conflicto; es el gran triunfo del sistema androcéntrico; que ellas mismas abrazan sus cadenas", concluye.

Competitividad

El profesor de Psicología Social José Romay recupera las teorías evolucionistas, que tuvieron su punto álgido en los años 20, para explicar la situación actual. "Se trata de teorías de los instintos en las que la mujer necesita agradar al macho y, aunque la humanidad ha evolucionado mucho, la mujer sigue teniendo interiorizada esa identidad", describe. La competitividad es otra de las razones que el sociólogo añade a este cóctel. "La historia nos ha transmitido que las mujeres guapas tienen la vida asegurada, por eso se tiende a realzar la belleza", apunta.

Para la modelo viguesa y directora de su propia agencia de modelos, Dolores Couceiro, asegura que las propias mujeres acceden a aparecer en actitudes sexys en las revistas "porque es el modo de conseguir que se fijen más en ti". En su opinión, los hombres no suelen ser fotografiados de esta manera "por las connotaciones gays que puede tener esa imagen". "A mí me parece bien que mujeres tan guapas como Belén Rueda luzcan su cuerpo; a todas nos gusta sentirnos sexis", asegura.

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