Una enfermedad hepática llevaba asediando al músico Germán Coppini (Siniestro Total, Golpes Bajos, Lemuripop) desde hacía un tiempo. En uno de sus últimos trabajos discográficos, el realizado con el dj Alex Brujas para el proyecto de Lemuripo, Germán Coppini le dedicaba una canción a la guadaña de la laguna Estigia: "La muerte no lleva zapatos". Finalmente, el día de navidad se encontraba con ella. Él que aconsejaba en los años 80 no mirar a los ojos de la gente, tuvo que cerrarlos ante la oscura dama.

Con su fallecimiento, se va una de las principales figuras del despertar de la música pop en España por sus letras y por su tan característica voz. Coppini es el gran olvidado. Desconocido por las nuevas generaciones, era venerado por muchos que vivieron la movida de los 80 pero también denostado por otros de la época que lo calificaron de "traidor" por abandonar Siniestro Total justo cuando arrancaba el éxito.

Germán Coppini (Santander, 1961) era así, un hombre fiel a su lírica. Quienes lo conocieron personalmente lo tildan de serio, tímido, introvertido y una persona con mucho talento, que escribía sobre el miedo y la frustración.

Esa forma de comprender el mundo se plasmó en sus letras para Golpes Bajos ("Malos tiempos para la lírica", "Fiesta de los maniquíes", "No mires a los ojos de la gente", "Lágrimas", "A Santa Compaña", entre otras); y en su carrera en solitario o con el pop electrónico de Lemuripop. Un ejemplo con este último grupo es "Mundo en trance", cuyo vídeoclip -a cargo de la realizadora Soledad Rebollo- ganó el premio al mejor vídeo musical de la última edición del Festival de Cans.

Hombre de 1.000 caras

Pero la primera fase de Coppini como músico la vivió siendo voz en el primer disco de Siniestro Total , ¿Cuándo se come aquí? Precisamente, fue uno de sus compañeros en esta banda, Miguel Costas, el que daría la noticia ayer de su fallecimiento en su cuenta de Twitter. Ahí fue donde conoció su muerte el todavía miembro de Siniestro Julián Hernández que, ayer, comentaba para FARO: "Él, Coppini, estuvo en el pistoletazo de Siniestro cuando no teníamos ni idea de que iba a tener largo recorrido. Era el hombre de las 1.000 caras. Pasó de estar en Siniestro a Golpes Bajos donde su función fue más significativa".

Hernández compartió durante unos segundos un flashback a aquellos momentos en los que conoció a Coppini: "Fue por los bares de Vigo, en O Cerne da deboura. Me había hablado de él el camarero del bar diciendo que llevaba chapas de Sex Pistols".

Una vez conoció a Coppini, se dio cuenta de que era un joven que devoraba la música que él escuchaba: ska, punk, el pop de Elvis Costello, The Specials, Sex Pistols...

La breve estancia de Germán en Siniestro se saldó con varios conciertos y tres canciones compuestas por él, según recuerda Hernández, "Ponte en mi lugar", "La revista" y "Purdey", aunque la web de Siniestro -donde publicaron una nota en la que se lee que eran amigos y que "GERMÁN ya no está. SINIESTRO TOTAL no hubiera sido posible sin él"- apunta que también colaboró en las letras de cuatro temas más. La intención del grupo es recordar a Coppini en el concierto de mañana viernes en La Iguana aunque "no somos partidarios de un obituario tremendista", puntualizó Hernández.

La paz entre Germán Coppini y Siniestro e incluso entre sus fans es un asunto que seguirá dando que hablar. Xosé Otero, del programa A Canteira de Radio ECCA recuerda cómo Coppini "dice cosas terribles de sus compañeros en el prólogo del libro La movida, y no solo madrileña de José Manuel Lechado".

Contra Vigo y Siniestro

Antes de verter algunas de las frases del músico, hay que aclarar que este había nacido en Santander y que había llegado a Vigo porque su padre, de origen italiano, había sido destinado a la ciudad gallega por asuntos de trabajo. "Recuerdo -escribió Coppini en la obra de Lechado- una ciudad inhóspita y gris" que "me recibió como una madrastra" formada "por hombres tristes y mujeres mayores con bigote".

El periodista musical Emilio Alonso realiza una interpretación contextualizada de esta queja. "Escribió que Vigo era una ciudad inhóspita y aburrida, y lo escribió con razón porque entonces no había ni una sala de arte, no había ópera, a penas había conciertos de folk, de jazz... Eso influía mucho en un tipo con inquietudes culturales como él. Por eso, cuando Golpes Bajos empezó a tener éxito se instaló en Madrid. Yo creo que en Vigo sefrustraba", añade.

En el libro de Lechado, Coppini también apunta: "El especimen vigués era fruto -aquí parafraseó una canción de la movida- de la unión de una puta y un portugués (...) Todavía no estaban preparados para la nueva ola".

A continuación, recuerda cariñosamente a sus compañeros de Siniestro Total: "¿Os preocupasteis de saber algo más de mí (...) No os interesasteis en preguntarme lo que opinaba y quería para el grupo. Os importaba una mierda. Yo era una especie de mandado". Tan abandonado se sentía Coppini, que les reprocha -entre otras cosas- que no lo hubieran acompañado al médico cuando le dieron un botellazo en Barcelona donde tuvo que salir a cantar igualmente y "salvar el concierto".

El músico ha dejado claro que no se encontraba a gusto con el mundo que giraba alrededor de Siniestro, ni siquiera con las actuaciones o el público que le escupía a él y al resto de músicos. Entre sus recuerdos, describe cómo en los primeros conciertos en Madrid se quedaban en una vivienda propiedad de una familiar de uno de la banda. La vivienda carecía de baño por lo que hasta regresar a Vigo no podían lavarse los escupitajos que sus fans les lanzaban.

En el otro lado, el de los fans, el locutor Xosé Otero recuerda al Coppini de los años 80 con su especial manera de andar, una leve cojera heredada del siniestro total en Beiramar del coche que dio pie al nombre del grupo; así como su look punk con cresta en el pelo, chaqueta como de bombero con galones, grandes zapatos y pantalones pitillo.

Golpes Bajos, un milagro

"Fue el jefe, el artista que le gustaba a todo el mundo. Pasó de cantar 'Ayatollah' con Siniestro a tocar con Golpes Bajos 'Malos tiempos para la lírica' acarreando muchas envidias. La gente ahora no tiene ni idea; es un tipo totalmente desconocido pero en su época fue el mejor letrista", añade Otero quien esperaba recibir pronto a Coppini en su programa de radio para conocer sus nuevos proyectos, entre ellos, el disco inédito con el grupo andaluz Néctar.

El salto de Siniestro a Golpes Bajos era recordado ayer también por Pablo Novoa -guitarrista miembro de la segunda banda y que ahora toca con Iván Ferreiro y otros grupos- quien rememora a Germán como "un tipo bastante serio. Lo conocí a través de Teo Cardalda. Ensayábamos en locales en bajos de casas de la zona de Álvarez (Lavadores) y en locales de orquestas pequeñas. El éxito que empezamos a tener... yo no entendía nada. Éramos cuatro chicos de Vigo. La maqueta funcionó porque Germán la llevó a Madrid y participó en un concurso de Rockdelux (¿o Rock Espezial?) que ganamos y cuyo premio era la grabación de un disco. Recuerdo ir todo el verano a la playa y tras ganar el premio, en otoño, tener muchos conciertos".

Novoa recuerda que Coppini era "un chico muy tímido, que leía mucho. Su capacidad literaria estaba por encima de la nuestra. Curraba mucho y tenía mucho talento", para a continuación hacer alusión a la ruptura de la banda en 1985 y las diferencias entre los músicos. "Las relaciones siempre fueron complicadas", zanjó.

Después, Coppini iniciaría una carrera en solitario sin éxito, iniciada con una colaboración con Nacho Cano (Mecano) en un maxisingle que el periodista musical -y escritor del libro Vigo a 80 r.p.m.- Emilio Alonso recuerda como "una decepción para todos. Se empezó a mezclar con malas compañías musicales porque no fue acertando con los músicos para plasmar el espíritu que su lírica merecía. Ninguno de sus discos tuvo éxito; pero con el proyecto Lemuripop estaba bastante ilusionado".

Alonso, que mantenía una relación cordial con él, se mostró ayer "muy dolorido" por su fallecimiento. "Que abandonase Germán Siniestro fue un shock, pero para él esa banda fue un divertimento. Él se sentía un marginado, un incomprendido. Encontrar a Teo Cardalda fue un milagro para él y para la música española. Sus letras eran excepcionales y los arreglos del resto del grupo convirtieron a la banda en una de las grandes del pop nacional", señala.

Tras conocerse su muerte, son muchas las personas del mundo de la literatura, la música o el cine que han colgado en las redes sociales sus condolencias.

Valentía

Antón Reixa, el que fuera el mítico cantante de Os Resentidos, uno de los grupos más destacados de aquellos años de explosión cultural, recuerda cómo la creación del musical "Galicia Caníbal", que estrenó el año pasado, "nos sirvió para reencontrarnos".

Reixa confiesa que en los 80 "éramos muy sectarios, sobre todo en el momento en que Coppini pasó de Siniestro a Golpes Bajos, por la confrontación estética". Sin embargo, el músico y cineasta vigués asegura que "al final, lo que quedan son las buenas canciones y todo se pone en su lugar".

Reixa alaba la "valentía" que siempre demostró Coppini. "Nunca se rindió ni se retiró; fuimos los demás los que nos retiramos de él", afirma. Fue precisamente en el estreno del musical cuando Coppini le regaló a Reixa su último disco, "que tiene canciones preciosas, como una en la que habla sobre que la muerte no tiene zapatos". Y fue precisamente en este estreno, en Vigo y en Madrid, una de las últimas ocasiones en las que Coppini participó en un acto social.

También Coppini marcó a las generaciones posteriores. Iván Ferreiro destaca a Golpes Bajos como "mi grupo favorito indiscutible durante muchos años y el primer grupo que cantaba en el español que me atrajo, además de Miguel Ríos". Iván coincidió con Coppini en un par de ocasiones, en las que "tuvimos unas charlas que para mí fueron muy bonitas". Cuando Germán estaba en los primeros años de Siniestro Total, Ferreiro contaba con 11 ó 12 años. "Fueron mis primos mayores los que me lo enseñaron y a mí ya me parecía que tenían unas letras espectaculares", recuerda. El músico vigués, de gira con su último trabajo, Val Miñor-Madrid: Historia y cronología del mundo, destaca la "gran carrera" que ha tenido Coppini y confiesa que la noticia de su muerte, que recibió mientras pasaba un rato con otros músicos como Nico Pastoriza, "me pilló muy de sorpresa y me ha dado mucha pena porque era un músico increíble y todo un adelantado al que lo que le interesaba era contar su propia movida, sin fijarse en nadie más".

Sobre Coppini, también ha querido opinar Salva Ronko de El Maketón, de Los 40 Principales: "De él, destaco que tenía interés en seguir haciendo cosas. Su muerte ha sido una pérdida importante para la música. Marcó una época importante para la música de Vigo".

La última vez que hablaron fue en la presentación del musical "Galicia Caníbal" de Reixa -de cuya música se encargó su excompañero de Golpes Bajos Pablo Novoa-, unos meses antes de publicar Coppini su disco América herida, en el que versionaba temas de Víctor Jara, Violeta Parra, Pablo Milanés o Chico Buarque.

"Se quejó de que nunca había sido nominado a los premios Maketón. Yo lo veía como una persona desvinculada de Vigo. Ahora me da rabia que haya muerto; era un tío con un talento brutal que, a veces, le costaba conectar. Era introvertido pero en esta última ocasión lo vi más abierto".