Los océanos tienen un papel clave para mitigar el cambio climático, ya que disuelven hasta un 50 por ciento del CO2 que procede de la atmósfera. Sin embargo, el mar no sale indemne de esta "colaboración" ya que esta acción altera poco a poco el pH del agua.

Un equipo del CSIC en Galicia, del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM) de Vigo, ha demostrado por primera vez qué consecuencias podría tener en los próximos años esa acidificación de los océanos en la fisiología y en el crecimiento de dos especies especialmente interesantes comercialmente: el mejillón y la almeja fina.

El estudio -que iniciaron en el año 2008- se enmarca dentro de un proyecto europeo "Investigaciones del cambio climático para una Europa más grande".

Los investigadores expusieron durante cerca de 90 días a las almejas y a los mejillones a un nivel de acidificación al que, según las predicciones científicas, se podría llegar en el año 2300. "En el caso de la almeja fina, observamos que es capaz de resistir a los cambios en los niveles de pH pero comenzaba a comer menos, lo que implica un menor potencial de crecimiento", explica María José Fernández Reiriz, responsable del Grupo de Ecofisiología, biomarcadores y gestión sostenible de bivalvos del IIM, que lidera el proyecto en el que también participa el Centro de Cièncias do Mar de Algarve, la Universidad de Padova (Italia) y la Universidad de Túnez.

"Esto implica que se podría alterar gravemente la viabilidad de las poblaciones de almeja fina", concluye Reiriz.

Por su parte, el mejillón demostró tener una gran capacidad de adaptación a estos cambios extremos del agua: "En su caso, observamos que la acidificación del agua de mar no incide en sus parámetros fisiológicos y tiene un potencial de crecimiento igual o superior en agua de mar de pH más ácido que la observada en agua de mar actual", describe Reiriz. "Esta buena adaptación del mejillón a las aguas extremas se explica, en parte, porque el mejillón está sometido a ciclos de mareas y tiene procesos metabólicos distintos cuando está inmerso en el agua o fuera de ella", apunta la investigadora.

Estos resultados han sorprendido a los propios investigadores, que pensaban que "iban a verse más afectadas las dos especies".

Los investigadores explican que su investigación está realizada siguiendo las previsiones científicas de emisiones de CO2. "Sin embargo, seguramente nos hemos quedado cortos porque los últimos estudios demuestran que es mayor de lo que en un principio se pensaba; es increíble que los gobiernos no hagan esfuerzos verdaderos para frenar esto", lamenta la directora del proyecto.

Los investigadores aseguran que sería "muy interesante" -"si tuviéramos la financiación precisa"- poder continuar este proyecto con otras especies para poder predecir qué especies podrían verse afectadas por los efectos de la acidificación del mar en el futuro.

Los resultados de esta investigación acaban de ser publicados en la revista Marine Ecology Progress Series, una de las más prestigiosas en su ámbito.