El deán de la catedral, José María Díaz, declaró a Efe, antes de conocerse la detención, que "por órdenes superiores" no podía pronunciarse sobre este asunto, y que tampoco era "lo más conveniente" para su salud. Díaz era el responsable del Archivo Catedralicio en el momento de la desaparición del Códice. Las escasas medidas de seguridad del habitáculo donde se guardaba esta pieza y la polémica generada con las llaves -varios medios publicaron que estaban puestas en la cerradura- provocaron su dimisión. La Fiscalía de Galicia llegó a recomendar a la Iglesia la elaboración de un inventario de todo su patrimonio y la custodia en cajas fuertes de las reliquias de mayor interés. El Códice estaba en una sala acorazada, pero dentro de un recinto con pobres medidas de protección.