El pediatra Carlos González era la persona más escuchada el pasado jueves en el Auditorio de Goián (Tomiño), donde cerca de 400 jóvenes padres y madres, y otros a punto de serlo, esperaban ansiosos sus consejos. Porque ¿hay algo más desasosegante que no saber por qué no come tu hijo?. El reconocido especialista, también progenitor de tres hijos, desmonta tópicos muy típicos y al final, deja que mande la naturaleza para sosiego del bebé, la mamá y quienes les rodean. Hay que creer más al niño.

–Para criar a un niño ¿mejor hacerlo sin manual?

–Sí, porque se corre el riesgo de hacer más caso al libro que al hijo. A alguien le puede sorprender que lo diga yo, que he escrito varios. Lo cierto es que lo hice porque se estaba dando una información errónea sobre pesar la comida que se le da al niño, dar la fruta por la tarde o el pescado de noche. Mezclar manzana con naranja... Están dando normas rígidas de alimentación sin sentido, que llevan a la gente por el camino de la angustia. Es como eso que dicen de que el niño no debe dormir con su madre en la cama. El que puede salir de ella es el marido.

–Le han preguntado ¿qué hacer si el niño no come?

–Yo les digo que lo dejen en paz. Si no come y pierde peso, al médico. Sino es hacerle sufrir y retrasar el diagnóstico. No es admisible que cuando tenemos un grandísimo problema de obesidad infantil se siga diciendo que los niños no comen.

–¿Fórmula para que la hora de la comida no sea una batalla de la que todos quieren huir?

–Eso es según con qué padres. Porque dos no se pelean si uno no quiere. Hay que dejar en paz a los niños, ellos saben lo que han de comer.

–Y que me dice de la cuchara, que no gusta nada a los bebés, aunque haya algunas tan suaves como la piel.

–Hay que ofrecerles la comida, la papilla, no metérsela en la boca. El niño puede llevar a la boca lo que sea: llaves, juguetes... y también comida.

–Ahora ya se elige como mejor opción la lactancia materna. Falta convencer a los jefes, para facilitar la conciliación laboral. ¿Conoce algún político que esté a favor de eso?

–Además de la alcaldesa de Tomiño, que acabo de conocer, lo cierto es que en España eso está muy mal. Todo es mentira desde un principio. Hay que elegir: o trabajo, o cuidar hijos. Una conciliación verdadera permitiría llevar a los hijos al trabajo. Mientras tanto, no hay milagros. Podría hacerse al revés: dedicar tres horas de calidad al trabajo y el resto del día a los niños.

–¿Cuál ha sido la consulta más sorprendente que le han hecho?

–Es frecuente que me pregunten cuánto duran las "propiedades" de la fruta, una vez triturada. Otra vez, una madre me dijo que iba a llevar al niño a la guardería. Allí le preguntaron si el pequeño tenía hábitos de horario de comida. Ella dijo que no. Tuvo que acostumbrar a su hijo a comer por horas. La paradoja es que le acostumbró a hacerlo a la una y resulta que en la guardería se comía a la una y media.