Ante la crisis, hay que tirar de inventiva. Las cartas pastorales solicitando el apoyo económico de los feligreses y los ingresos recibidos a través de la declaración de la renta ya no son suficientes para hacer frente a las dificultades en el seno de la Iglesia católica. Por eso, la Fundación de la Catedral de Santiago de Compostela ha puesto en marcha una campaña para recoger donativos entre los fieles. El objetivo, aseguran desde el organismo, es “implicar” a la sociedad en la conservación y puesta en valor del templo. Para llevarlo a cabo, proponen a los “amigos” del monumento una cuota anual mínima de 50 euros para los particulares, que asciende a los 100 euros en el caso de que se trate de una empresa.

No hay tiempo que perder y en la Catedral ya se han puesto manos a la obra. Los interesados ya tienen a su disposición las hojas de inscripción necesarias para colaborar, bajo el lema “Hágase amigo de la Catedral”. A cambio, la institución eclesiástica ofrece un carnet que permite un “acceso privilegiado” al Museo del templo y a los actos organizados por la Fundación. Además, según la organización de la campaña, entre los beneficios se cuentan también “facilitar la continuidad de un monumento patrimonio de la humanidad” y “cuidar de un lugar de culto emblemático para la cristiandad”.

Esta nueva iniciativa hay que inscribirla dentro de un contexto muy particular: el de la crisis económica y el de la propia Catedral compostelana. De hecho, es uno de los pocos templos importantes que todavía continúa sin cobrar entrada, aunque esta opción ya se barajó en alguna ocasión.

Este marco también explica las peticiones de apoyo económico realizadas a los feligreses desde la diócesis de Santiago. El arzobispo compostelano, Julián Barrio, reconocía en una pastoral que el sostenimiento económico de la institución sólo “depende de los católicos y de cuantos valoren su labor”. Por eso, solicitaba a los creyentes que marcaran la casilla a favor de la Iglesia católica en la declaración de la renta, además de otros donativos y aportaciones personales.

Precisamente, en los presupuestos de 2008 se establecían unos ingresos de 10,8 millones de euros por aportaciones voluntarias de los fieles -sin tener en cuenta los ingresos a través de la declaración de la renta- del total de 31,5 millones de ingresos del Arzobispado.

Los ingresos del Arzobispado caen ante la situación económica

Prueba de que la crisis pasa factura a la Iglesia son los presupuestos de 2008 del Arzobispado de Santiago. Sus ingresos para el año pasado, que se elevaron a 31,5 millones, son, a pesar de todo, inferiores a los obtenidos en 2007. De hecho, se redujeron un 2,63 por ciento, debido principalmente a la caída de un 22 por ciento de los ingresos extraordinarios de esta institución eclesiástica. En este capítulo se incluyen los ingresos por venta de inmuebles y fincas rústicas, que se vieron afectados también por la crisis inmobiliaria.

Precisamente, durante la presentación de los presupuestos de 2008, los responsables económicos del arzobispado ya aprovecharon para solicitar ayuda a sus feligreses, en concreto, a través de la declaración de la renta. En este sentido, recordaron las peculiaridades de la institución compostelana: una gran dispersión poblacional y un elevado número de parroquias, un total de 1.071 repartidas entre A Coruña y Pontevedra.

De todos modos, los ingresos a través de la declaración de la renta siguen siendo insuficientes para la Iglesia compostelana, tanto en la provincias de A Coruña como en la de Pontevedra (por debajo de la media española). Según cálculos del ecónomo del Arzobispado para 2008, la institución preveía ingresar un total de cuatro millones de euros por este concepto, lo que constituyen tan sólo el 25 por ciento de los gastos totales de la diócesis. Por eso, desde la institución afrontaron el 2008 como un ejercicio “restrictivo” y “austero”.