Salud mental. I+D Esquizofrenia y calidad de vida

Los pacientes, claves en el estudio para tratar el deterioro cognitivo asociado a la esquizofrenia

Un ensayo clínico, que se lleva a cabo en varios hospitales, estudia la eficacia de un fármaco(*) que podría mejorar el deterioro cognitivo en personas con esquizofrenia. Este síntoma afecta la funcionalidad y calidad de vida y no lo tratan los antipsicóticos actuales. Para avanzar con éxito, se requiere la colaboración de los pacientes.

El psiquiatra Raúl Vázquez-Noguerol Méndez, a la izquierda, junto a otros miembros del equipo de investigación: Rafael Fernández, psicólogo; Tania Rivera, coordinadora de investigación; y María del Carmen Curto, enfermera.

El psiquiatra Raúl Vázquez-Noguerol Méndez, a la izquierda, junto a otros miembros del equipo de investigación: Rafael Fernández, psicólogo; Tania Rivera, coordinadora de investigación; y María del Carmen Curto, enfermera.

Los delirios y las alucinaciones son las manifestaciones más llamativas de la esquizofrenia pero esta sintomatología no es exclusiva de esta enfermedad. Este trastorno mental grave que se estima que padecen 24 millones de personas en el mundo(**) afecta a la forma de pensar, de sentir y al modo de comportarse de la persona. Se caracteriza por una gran variedad de síntomas, que incluye desde las alucinaciones e ideas delirantes, hasta otros que, si bien no producen tanta alarma social, son más importantes desde el punto de vista pronóstico. Tal y como explica el Dr. Raúl Vázquez-Noguerol Méndez, jefe de sección del Área de Rehabilitación Psiquiátrica del Servicio de Psiquiatría del Hospital Nicolás Peña, puede afectar a varias áreas cerebrales y en función de cuál de ellas lo esté en mayor o menor medida, predominarán unas manifestaciones sobre otras. De este modo, puede haber síntomas psicóticos, también llamados ‘positivos’ porque aparecen en una persona que no los tenía previamente: “Son las alucinaciones que, frecuentemente, consisten en escuchar voces que amenazan o insultan, las ideas delirantes que son creencias falsas fuertemente arraigadas y muchas veces asociadas a miedo a ser perseguido o amenazado, y la desorganización del pensamiento”, señala el especialista. Existen también los síntomas negativos, que reflejan la pérdida de determinadas características que sí se tenían antes, entre ellos “la apatía, el desinterés por socializar, o la dificultad para expresar o reconocer emociones”. Junto a estos están los síntomas afectivos, que pueden acompañar al paciente en forma de ansiedad, irritabilidad, tristeza o euforia inapropiada. Además, explica el doctor Vázquez-Noguerol, “la mayoría de los pacientes tienen también afectada una parte del lóbulo frontal cerebral que hace que se puedan afectar funciones importantes relacionadas con la cognición”.

El deterioro cognitivo es, por tanto, un síntoma central de la esquizofrenia que tiene implicaciones en todos los ámbitos de la vida y puede llegar a incapacitar a quien padece esta enfermedad para estudiar, trabajar, convivir en pareja o llevar a cabo un proyecto personal e, incluso, para su propio autocuidado. Y que, sin embargo, no responde a los tratamientos actuales. La esperanza está en la investigación. 

El alto impacto del deterioro cognitivo

El psiquiatra alemán Emil Kraepelin, uno de los principales teóricos y académicos de los inicios de la psiquiatría como especialidad y uno de los primeros en describir la enfermedad, la definió como demencia precoz, haciendo hincapié en la importancia de esa pérdida en la funcionalidad cognitiva. Aproximadamente el 85%(**) de quienes viven con esquizofrenia experimentará algún nivel de deterioro cognitivo, que tiene un impacto significativo en la calidad de vida tanto de los propios afectados como de sus familiares, ya que puede causar problemas en la memoria, la atención sostenida, la velocidad de procesamiento, la capacidad para resolver problemas y para organizarse, lo que limita su autonomía y su capacidad de llevar una vida plena e independiente. Todo eso se traduce en numerosas dificultades en rutinas del día a día, desde recordar citas médicas o tareas pendientes, a seguir una receta de cocina, la trama de una película o de un libro, entablar una conversación, centrarse en lo que es importante y desechar información irrelevante, tomar decisiones lógicas y planificar o modificar los planes. “Estas alteraciones cognitivas generan un impacto notable en el funcionamiento diario. Dependiendo de su gravedad, pueden determinar dificultades para estudiar o trabajar, llevar una vida social de relación con otras personas, disfrutar del ocio y tiempo libre, gestionar su familia o su economía, ser autónomos para vivir independientemente, hasta situaciones de deterioro grave que afectan a actividades muy básicas como puede ser el autocuidado”, señala el especialista del Hospital Nicolás Peña. 

Dicen los datos del INE más recientes que en España sólo el 17% de los diagnosticados tiene trabajo y otras cifras señalan que apenas un 12% ha contraído matrimonio. “Además de la repercusión en el sufrimiento del paciente y la familia, el deterioro cognitivo es el principal responsable de las repercusiones funcionales que, a su vez, elevan el coste económico en nuestro país por encima de 8.000 millones de euros cada año como consecuencia de esta enfermedad”, añade.

I+D: la esperanza de una mayor calidad de vida

Por todo ello, uno de los retos en el ámbito de la salud mental es el desarrollo de terapias eficaces contra los síntomas negativos de la esquizofrenia y que permitan, en última instancia, abordar el mayor desafío de quienes padecen esta enfermedad: su inclusión e integración en la sociedad y el desarrollo de una vida plena. Tal y como subraya el doctor Vázquez-Noguerol, en las Unidades de Rehabilitación psiquiátrica del Hospital Nicolas Peña un equipo de psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales y enfermería atiende a pacientes con esquizofrenia que han sufrido un deterioro psicosocial, con objeto de que recuperen el mayor grado de autonomía y puedan volver a incorporarse plenamente a la vida social. “Sin embargo, la merma en sus capacidades cognitivas es el principal factor que limita el logro de esa meta. A pesar de que contamos con medicación para los síntomas psicóticos y programas de rehabilitación que intentan mejorar el funcionamiento, encontramos en el deterioro cognitivo el techo que impide a menudo que puedan incorporarse a la vida social deseable para cualquier persona”. 

De ahí la importancia de investigaciones como CONNEX, uno de los 20 proyectos que, en su compromiso con las enfermedades mentales graves y crónicas (una de las áreas prioritarias en I+D+i de la compañía), tiene en marcha Boehringer Ingelheim. Este proyecto, en fase de reclutamiento, que se está llevando a cabo en diversos hospitales de España, tiene como objetivo probar la eficacia de un nuevo fármaco(*). “Si los resultados de la Fase 3 son los esperados, es probable que en algo más de un año después esté disponible para su comercialización”, señala el psiquiatra. Y eso permitiría a las personas con esquizofrenia vivir una vida más productiva y autónoma, con menos desafíos y mayor bienestar. “La perspectiva de que nuevos medicamentos, como la iclepertina, puedan llegar a mejorar esa capacidad cognitiva, es la esperanza para estos pacientes”, concluye.

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+ Este ensayo clínico está aún en fase de reclutamiento de pacientes en el Hospital Nicolás Peña con el Dr. Raúl Vázquez-Noguerol Méndez como investigador. 

(*) Medicamento en fase de investigación. No tiene ninguna indicación autorizada.

(**) World Health Organization (2023), World mental health report: Transforming mental health for all. Disponible en: https://www.who.int/publications/i/item/9789240049338

 OECD (2021), Health at a Glance 2021: OECD Indicators, OECD Publishing,Paris, https://doi.org/10.1787/ae3016b9-en