Cuando apareció Stop-Time en 1967 fue reconocida como una obra maestra de la autobiografía norteamericana, y ha sido el modelo a seguir para muchos escritores del género. En su debut literario, Conroy narró su infancia y adolescencia con técnicas propias de la ficción, algo que casi nadie había hecho. De un internado experimental en Pensilvania a los paradisíacos bosques de Florida, de Nueva York a Copenhague, sus memorias transitan entre trabajos peculiares, amistades perdidas, sorprendentes aficiones y amores primerizos. La temprana muerte de su padre acelera el fin de su infancia. T.G.