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Volvieron las bodas... y también las comuniones

Santa María la Mayor se estrenó ayer con cinco tras el confinamiento, en las que se comulgó en la mano y el público utilizó mascarilla

Candela Piñeiro Lorenzo recibe la Primera Comunión de la mano del párroco Javier Porro. // Rafa Vázquez

Uno de los días más importantes de la infancia de un niño católico debería ser el de su Primera Comunión. Pero, sin duda, las de los pequeños que han vivido la pandemia del coronavirus serán todavía más especiales.

La parroquia de Santa María la Mayor de Pontevedra celebró ayer las primeras cinco de este año. Eran las que estaban programadas para este sábado concreto, pero antes de estas había otras que han tenido que ser aplazadas para otros días de 2020 e incluso del próximo 2021 debido al estado de alarma. Uxía Sutil Lustres, Carlos Santiago Ferro, Laura Alonso Pacheco, Miguel Logroño Sueiro y Candela Piñeiro Lorenzo pueden considerarse unos afortunados, puesto que sus celebraciones tuvieron lugar en el día que habían marcado con ansia en el calendario. Además, estuvieron "bendecidos" con un tiempo soleado. ¿Quién puede pedir más con la que está cayendo?

El principal cambio en esta primavera tan inusual ha sido el lugar de la comida tras el acto religioso. El miedo al contagio del Covid-19 y el hecho de que todavía muchos restaurantes no hayan recuperado este tipo de celebraciones, han llevado a las familias a reunirse en sus propios hogares. De los cinco niños que ayer recibieron su primera comunión, solo uno de ellos iba a hacer su fiesta en un restaurante, en un hotel de Sanxenxo, concretamente.

Los padres de Carlos Santiago Ferro explican que son 30 invitados que y casi hasta el último momento no supieron si podrían celebrarla en dicho establecimiento. "Pensamos que íbamos a tener que posponerla", reconocen.

En cuanto a los que decidieron desde un principio trasladar la fiesta a sus propias casas, han tenido que reducir el número de asistentes por motivos obvios de espacio. Los padres de Uxía Sutil Lustres aseguran que en un principio iban a ser 35 personas, "pero al hacerlo en casa se ha convertido en algo más estrictamente familiar, con 15".

Javier Porro, párroco de Santa María, informa de que estas cinco primeras comuniones en concreto han sido las únicas que no han tenido que ser aplazadas. Todas las anteriores sí. En la basílica hay que cumplir unas normas y no tendrán lugar más de cinco por día, por motivos de seguridad en los bancos del templo. Las siguientes citas serán el próximo sábado, 27 de junio; el 27 de julio, Santiago Apóstol, y el 15 de agosto, día de Santa María. También se ha reservado un día en el puente del Pilar, en octubre.

En el interior de la iglesia hay que mantener las distancias, utilizar mascarilla y comulgar de la mano del sacerdote.

Porro destaca durante todo el confinamiento el trabajo de los cerca de 30 catequistas de la parroquia, "que no interrumpieron su labor, vía internet o facilitando los temarios a los niños físicamente". "Solo por ese gran trabajo están hoy estos niños hoy aquí recibiendo la Primera Comunión", subraya.

Asimismo, valora la dedicación de los padres y madres y su entrega para que los pequeños entendiesen el significado de tan importante acto religioso, así como de los propios niños, "que respondieron muy bien".

"Recordad que aquí hay que hacer como en la carnicería, respetando la distancia", bromeó ayer Javier Porro dirigiéndose a los asistentes al inicio de la ceremonia.

Uno de los momentos más bonitos y cercanos para los pequeños fue cuando el párroco les recordó la historia de Pinocho, una marioneta de madera que un día decide escaparse de casa, mentir y sucumbir a tentaciones de todo tipo. La moraleja, siempre de actualidad, es que los actos egoístas e irresponsables solo conducen a serios problemas.

Candela, Miguel, Laura, Carlos y Uxía recibieron la hostia sagrada de la mano del cura, el verdadero símbolo de un día que después disfrutaron por todo lo alto con sus familiares y amigos porque, en su caso, el coronavirus no fue capaz de aguarles la fiesta.

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