Un operativo de guardapescas marítimos de la cofradía de Pontevedra y policía autonómica ha permitido atrapar un grupo de pescadores furtivos que habían extraído ilegalmente más de 18 kg de almeja japónica. Los hechos sucedieron en la noche de ayer, sobre las 23.00 horas, cuando los furtivos estaban en los arenales de la isla dos Ratos, en A Seca. Una vez detectados se procedió a interceptarlos. Los furtivos huyeron por el monte próximo y tras la persecución se logró incautarles dos sacos de almeja japónica. Dichos furtivos son reincidentes con innumerables sanciones por hechos similares y suelen operar habitualmente en la zona de Poio.

La Xunta de Galicia recuerda a la ciudadanía que el consumo de marisco extraído y comercializado de forma ilegal supone un riesgo para la salud, al no haber pasado ningún tipo de control que lo avale. Por ello hace un llamamiento y pide al consumidor que no compre fuera de los cauces legales.

El furtivismo no cesa

Estos furtivos son reincidentes y su actividad en la localidad es constante. Tan solo en el pasado mes de diciembre Guardapescas junto a la Policía local incautaban casi 40 kilos de marisco furtivo, la mayoría de almeja japónica. Al menos 15 kilos de estos eran de tamaño antirregulamentario.

En el mes de octubre volvieron a ser cogidos con 10 kilos de almeja. Las autoridades recuerdan que los furtivos son constantemente denunciados por uno presunto delito contra la flora y la fauna, al juzgado, tramitando doble vía, por lo que se trasladan las infracciones administrativas ante los órganos competentes de la Xunta de Galicia.

Tienen varias formas de actuación y en muchas ocasiones extraen el molusco en sacos y lo esconden en diferentes puntos o zulos, o en coches viejos que compran para estos menesteres, se trata de un grupo organizado, que tras extraer el molusco vuelven con posterioridad el lugar para recuperarlo y venderlo ilegalmente en bares y restaurantes. En muchas ocasiones es imposible localizar el material.

La vigilancia en Poio es rutinaria y estos furtivos han llevado a protagonizar una persecución por el casco histórico de Combarro.