El pasado 17 de abril de 2018, cuando un hombre entró alterado al templo después de que los feligreses le reprocaharan que intentara entrar en bicicleta. Entonces pidió dinero a los allí presentes y ante la negativa empezó a gritar y golpear lo que encontró a su paso, bancos, sillas y floreros. Incluso arremetió contra el sagrario, tirándolo al suelo. No conforme continuó con la parte central del retablo principal, cogiéndola en el aire y tirándola de igual modo.

Más de un año después el párroco de la iglesia se San Bartolomé sigue sorprendido con el episodio que vivieron. "Yo no me explico de donde sacó fuerzas para coger en el aire y tirar todo esto, no me lo explico", rememora señalando la parte dañada del retablo, perteneciente a principios del siglo XX, al contrario que el resto de la pieza que es de origen barroca y que celebran que no se dañara en el incidente.

"Fue una cosa muy sorprendente, normalmente esta es una parroquia bastante tranquila", asegura. "Yo estaba en el despacho y sentí unos estruendosos ruidos y salí, era un señor que pedía dinero, se le veía que estaba muy excitado, trataron de calmarlo, pero acto seguido comenzó a destrozar todo lo que encontraba por delante. Estuvo a punto de echar por tierra todo el centro del baldaquino donde está la imagen de San Bartolomé. Fue una sorpresa bastante desagradable y un momento de tensión muy fuerte", recuerda el párroco Raúl Lage, que está acostumbrado a la tranquilidad de sus feligreses. Un año después claman la suerte de que el suceso no fuera a más. "Suerte que cayó el sagrario boca arriba., de haber caído hacía abajo se habría perdido todo. Y suerte que no cayera San Bartolomé", rememora señalando la figura de un parroquiano que redujo al susodicho, vecino de Pontevedra.