"En cierta manera un médico nunca se jubila, sigue siendo médico hasta que tiene uso de razón", sostiene el cirujano Carlos Irisarri, uno de los homenajeados ayer por el Colegio de Médicos de Pontevedra. A sus 70 años sigue en activo "porque me gusta". "La medicina es una vocación, y el médico es médico hasta el final de sus días" comparte también el presidente del Colegio pontevedrés, Luis Campos, quien en su intervención recordó que en el sistema público gallego y, a diferencia de otras comunidades, este deseo de ejercer a partir de los 65 es difícil de cumplir puesto que la prolongación de la edad para la jubilación se ha aprobado recientemente, y ha tenido que venir condicionada por la "falta de médicos y las consiguientes demandas sociales, consecuencia de la nula planificación de la Consellería de Sanidade", en palabras de Vidán.

Irisarri reivindica este derecho, como muchos compañeros: "Tengo una experiencia que me permite saber cuándo puedo limitar mi actividad y he conseguido tener unos alumnos excelentes que hoy están en la cresta de la ola como cirujanos, gracias a esta colaboración permanente creo que todavía puedo, en un plazo limitado, continuar en activo a un ritmo acorde a mi edad", declara este traumatólogo y cirujano ortopédico. Al echar la vista atrás confirma retener los episodios positivos más que los fracasos, "que todos tenemos y que no podemos olvidar, pero tampoco atormentarnos. El médico es humano y como tales podemos cometer equivocaciones, afortunadamente son mucho más los aciertos" y añora el comienzo de su profesión, cuando el médico era una figura con un prestigio social que ahora, siente ha disminuido.

Aunque, se lamenta "por desgracia, las enfermedades y los accidentes y los traumatismos nunca van a desaparecer y la figura del médico siempre va a estar ahí", recuerda.