Cuando el pasado 20 de julio de 2017 una vecina de Ponteareas abría la puerta a un mensajero de la empresa DHL para recibir un paquete procedente de Paraguay, vía Alemania, lo que desconocía era que realmente el mensajero no era tal, sino que se trataba de un funcionario encubierto de Vigilancia Aduanera. La verdadera identidad del operario la descubrió esta mujer justo después de firmar la recepción del envío postal que, en su interior, ocultaba en unas tapas de unos archivadores un total de 150 gramos de cocaína.

La mujer, Fernanda I. B. S., de nacionalidad brasileña, se sentó esta mañana en el banquillo de los acusados junto con el organizador confeso del envío, Gabriel César G. D., quien confesó ante el tribunal su participación en los hechos. En su declaración, el acusado no solo asumió los hechos sino que incriminó a su compañera de banquillo, con quien mantuvo en su momento una relación sentimental, y de quien dijo que estaba al tanto de toda la operación. "Era cosa de los dos", explicó ayer Gabriel César a los magistrados de la Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra. Explicó que fue él quien conocía a una mujer en Brasil a la que habían deportado de España y que viajó a su casa en Sudamérica: "Fue allá cuando surgió el tema de poder mandar eso", dijo en referencia al paquete con la droga, que finalmente se envío desde Paraguay. Explica que fue él quien puso el dinero para comprar la mercancía y que el papel de Fernanda era "poner la dirección y lugar en el que recibir el envío" que llegó a nombre del que había sido su pareja sentimental y padre de su hijo, que nada tenía que ver con este asunto. "Era una posibilidad de ganar dinero fácilmente", explicó el acusado en el juicio, "algo de lo que me arrepiento mucho", añadió, "me jodió la vida y pagué con cárcel por ello" explicó tras añadir que él y su compañera de banquillo tenían previsto repartirse las ganancias de la venta de la sustancia.

Sin embargo, Fernanda B. S. negó que tuviera conocimiento del contenido de este envío postal. Explica que vivía en Ponteareas y que el acusado le pidió si podría recibir en su casa este paquete a lo que ella accedió "por hacerle un favor". "Lo hice por confianza y amistad, jamás pensé que me podía meter en una situación así", "lo hice como un favor, pero nunca imaginé que venía en el paquete un cargamento de lo que vino", añadió. Tras explicar que puso el envío a nombre de su antigua pareja "para evitar que hubiera algún problema de celos", insistió en que "yo no tenía ningún acuerdo para traer nada de Brasil". Tras ser detenida, explicó a los agentes de Aduanas que ella no era la destinataria, sino que el organizador del envío fue Gabriel César pero ella insistió en que desconocía el contenido.

La Fiscalía redujo a tres años de prisión la pena de cuatro años y cuatro meses que solicitaba inicialmente para Gabriel César, además de solicitar una multa por el valor de la droga incautada (unos 17.000 euros), al aplicarle los atenuantes de drogadicción y confesión tardía. Mantiene su petición de condena inicial para la acusada de cuatro años y cuatro meses de prisión y multa de 35.000 euros. El juicio quedó visto para sentencia.