Tres años de prisión que serán sustituidos por otros tantos de internamiento para su tratamiento médico o educación especial en un centro especialiado. Esta es la principal pena impuesta por la Audiencia Provincial de Pontevedra a un vecino de O Salnés que tiene retraso mental moderado y que reconoció esta mañana que entre 2015 y 2017 abusó sexualmente de dos niñas.

Según los términos del acuerdo, el acusado, además, deberá mantenerse alejado y no comunicarse con las víctimas por espacio de tres años en el caso de su primera víctima y otros dos la segunda y se le imponen tres años de libertad vigilada cuando finalice el cumplimiento de la medida de seguridad, en los que también deberá someterse a un programa de educación sexual. Se le imponen dos años de prisión por el primer delito de abuso sexual a menores, de carácter continuado, y uno por el segundo, sustituidos por la medida de seguridad de internamiento antes citada.

Ahora, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra dictará sentencia recogiendo este acuerdo al que han llegado las partes implicadas en el proceso, el propio acusado, la Fiscalía y la acusación particular. Esta conformidad permitió rebajar la pena de prisión que solicitaba el Ministerio Público inicialmente y que ascendía en total a cinco años. Una vez que se modificaron los escritos de la acusación particular y la Fiscalía con la nueva petición de condena, el acusado reconoció los hechos lo que evitó que continuase la vista oral, que iba a ser a puerta cerrada para proteger la intimidad de las víctimas.

El procesado deberá indemnizar a las dos menores con 2.500 y 1.000 euros. Reconoció como ciertos los hechos que relataba el fiscal en su escrito, en el que explicaba que en numerosas ocasiones entre 2015 y agosto de 2017, el acusado realizó tocamientos a la primera de las niñas e intentaba besarla, comportamiento que ella rehuía. El hombre aprovechaba las visitas que la familia de la niña realizaba a su casa. Él se quedaba a solas con la menor en el interior de la vivienda mientras el resto de adultos trabajaba en la finca. El encausado le hacía además regalos como chucherías, pulseras o gomas del pelo.

Una vez finalizaron los abusos a esta menor, en septiembre de 2017 se acercó a una niña que se encontraba con su padre en un bar. El hombre se aproximó a ella para llevársela a un sitio apartado y allí le realizó tocamientos. La menor, asustada, escapó al interior del bar y contó a su padre lo sucedido. Ambos sucesos se produjeron en el partido judicial de Cambados. El acusado reúne características concordantes con retraso mental leve lo cual “le causa una afectación moderada de sus capacidades volitivas e intelectivas” en relación a estos hechos.