A una pontevedresa que ayer se sentó en el banquillo del juzgado de lo Penal número 2 de Pontevedra la sorprendieron las fuerzas de seguridad sobre las ocho de la tarde del 23 de enero de 2017 vendiendo una pequeña cantidad de droga a un adolescente. La venta, en plena plaza de A Ferrería, fue de una cantidad mínima, de 0,8 gramos de cannabis, pero el comprador era un menor de edad. Su cliente tenía 16 años y ella era consciente de esta situación, lo que agravó el delito.

Además, el menor que compró la droga iba acompañado de otras tres personas que también eran menores de edad.

Su error podrá ser zanjado en esta primer encontronazo con la justicia con una condena ciertamente leve. Tres euros de multa (el valor de la droga que le vendió a este menor) es todo a lo que tendrá que hacer frente si la acusada cumple con su compromiso de no volver a delinquir en un plazo de dos años, además de someterse a un proceso de deshabituación de las drogas.

En caso contrario, tendría que cumplir la pena de un año de prisión que aceptó ayer al reconocer los hechos en el juicio y que quedó suspendida con esta condición de que no reincida.

Esta mujer se sentó ayer en el banquillo de los acusados del juzgado de lo Penal en A Parda y reconoció los hechos que le imputaba el fiscal, que en su escrito de acusación inicial ya solicitaba esta pena de 12 meses de cárcel y multa de tres euros.