El pleno de ayer servía de preludio a la sesión de honores para la entrega de los premios Cidade de Pontevedra, por lo que reinaba un cierto ambiente festivo, sin apenas polémica y con un cierto alejamiento de los debates broncos de otras veces.

El momento más tenso se vivió cuando el portavoz de Marea, Luis Rei, reclamó un mayor control sobre el uso de los centros sociales e instalaciones deportivas, en muchas ocasiones gestionadas por vecinos en los que Rei cree ver "células camufladas de Lores" ya que en algunos casos coinciden, según Marea, con los "interventores y apoderados del BNG en las mesas electorales".

El concejal Demetrio Gómez explicó que estos centros son asumidos mediante la "autogestión, un modelo más eficaz y participativo que lo que ocurre, por ejemplo, en Santiago, donde la gestión está privatizada". Además, el edil del BNG negó que se produzca esa relación partidista. "Ya nos gustaría a todos los partidos contar con personas tan eficaces como las que trabajan desinteresadamente" en estos centros, dijo.

Marea pedía que se regule el funcionamiento de los cerca de 25 centros sociocomunitarios en parroquias y barrios y mejorar una gestión que ahora mismo "está cedida por el Concello a aquellas personas que ostentan las llaves" en una fórmula en la que "impera la discrecionalidad".

Explicó que el Concello se limita a pagar los gastos corrientes de estas instalaciones y pedía que se analizaran las cuentas de estos centros sociocomunitarios, una petición que finalmente no salió adelante por el voto en contra del BNG y la abstención del PSOE.