Su dureza y elevados porcentajes de cloro dificultan obtener productos energéticos de alta calidad a partir de restos de eucalipto, el árbol al que pertenecen más del 50% de las talas de madera realizadas en Galicia en los últimos años. Ese es precisamente uno de los propósitos centrales del estudio que, junto a la empresa Nefab, desarrollan investigadores del Laboratorio de Xiloenergías de la Escuela de Ingeniería Forestal y que tiene como punto de partida la búsqueda de un mayor y mejor aprovechamiento de los residuos generados por el uso de estos árboles para la fabricación de contrachapado.

"El objetivo de la primera fase de este trabajo era tratar de optimizar todos los residuos o subprodutos", señala el catedrático Luis Ortiz de una investigación que parte de tres tipos de residuos surgidos de la propia actividad industrial de Nefab, un grupo fundado en 1949 que suministra soluciones completas de embalaje para productos industriales, fundamentalmente para los sectores de telecomunicaciones, energía, aeronáutica, automoción, industria y electromedicina. Por una parte, la madera de los cortes que se realizan al árbol para convertirlo en un cilindro del que ir extrayendo láminas de madera; por otra, los cortes más superficiales que se hacen al tronco cuando comienza el proceso de "desenrolo" para obtener esas láminas, y, por último, la parte central del tronco, "el corazón del árbol", pieza resultante tras el final del proceso de extracción de las láminas.

"Lo que hicimos fue caracterizar esos tres subprodutos, porque aunque todo parte del mismo árbol, se ven diferencias significativas en la composición química, en el contenido de cenizas, en los niveles de humedad...", explica Ortiz de un estudio que, a partir de ahí, se centró en la transformación física de estos residuos con el propósito de evaluar sus posibilidades como productos utilizables en calderas, convirtiéndolos primero en astillas y tratando posteriormente de densificarlos para generar pélets, la biomasa para uso energético de mayor valor y cuyo precio, en el caso de los productos de mayor calidad, puede situarse en los 220 euros por tonelada frente a los "20 o 40 euros por tonelada de las astillas de baja calidad".

Esa caracterización físico química permitió a los investigadores de la EE Forestal constatar "diferencias muy significativas" entre los residuos, de tal manera que si bien los procedentes de las partes más superficiales de los árboles tienen un "uso más limitado" desde el punto vista energético, en el lado contrario destacaba el potencial de la parte más central del árbol, una "madera juvenil", que hasta ahora se venía comercializando como leña, "como un producto de bajo coste". Una materia prima ideal para las biomasas.