La pontevedresa Alicia Estévez Toranzo ha promovido una decena de patentes de vacunas que previenen enfermedades en pescados de consumo habitual. Es solo parte de un dilatado trabajo científico que desarrolla desde la Universidad de Santiago, en la que es catedrática de Microbiología desde el año 1991. Hoy participará en la jornada "Mujeres del siglo XXI" junto a las políticas Andrea Levy y Ana Pastor. En Afundación a las 12 horas.

-La jornada tiene como fin visibilizar el papel de la mujer en diferentes ámbitos de la sociedad. ¿Sigue siendo todo más difícil en el científico?

-Si nos remontamos al siglo pasado, incluso a finales, las cosas han cambiado, cuando los científicos y académicos eran más reaccionarios a que las mujeres entrasen en la Academia Gallega de Ciencias. Pero el número de mujeres científicas a nivel mundial es solo del 28 por ciento del total. Así que aún queda mucho por hacer, sobre todo porque la situación se ha estancado un poco en los últimos diez años, incluso en España, donde las mujeres científicas son el 39 por ciento. Pero yo, sobre todo, recalcaría el desequilibrio que hay en las áreas tecnológicas, TIC. Es espectacular y no se ha avanzado.

-Fue de las primeras mujeres en ingresar en la Real Academia Gallega de Ciencias...

-Fui la segunda, porque la primera había entrado 30 años antes pero después se fue a vivir fuera de Galicia y abandonó la Academia. Después de 30 años sí fui la primera.

-¿Por qué decidió dedicar su vida a la ciencia?

-Fue algo que surgió en mi etapa preuniversitaria. Lo único que tenía claro es que me gustaban las ciencias, pero también me gustaba mucho el arte, la pintura. No sabía si estudiar Biología o Bellas Artes. Como esta última no se podía estudiar en Galicia y Bellas Artes se consideraba de gente bohemia y no se conocían sus salidas profesionales, me decanté por Biología. Ya en la carrera descubrí la Microbiología y me decanté por los organismos diminutos (risas).

-¿Qué le llevó a la acuicultura?

-Este tipo de cosas surgen de una manera coyuntural. Cuando fui a Estados Unidos, en el laboratorio en el que estaba comenzaban a trabajar con proyectos de acuicultura. Empecé la investigación en esta área y me entró el gusanillo. Al cabo de dos años de volver a España, en 1984, comenzó el "boom" de la acuicultura con el primer plan nacional estatal a este nivel y la financiación de proyectos. El grupo que se estaba empezando a formar en la Universidad de Santiago consiguió un gran proyecto de una elevada financiación incluso para los estándares actuales. A partir de ahí esa área fue aumentando de prestigio y nivel.

-Usted es la responsable de que podamos comer ciertas especies de pescado con seguridad.

-Sí, pescado de acuicultura sano. Muchas de las especies típicas, rodaballo, dorada, lubina..., están vacunadas producidas por nuestro grupo.

-Desde la ignorancia del consumidor sorprende saber que los peces también se vacunen, o al menos no es algo en lo que uno se pare a pensar... ¿Cuáles son las enfermedades más frecuentes?

-Son enfermedades como las que se pueden detectar en cerdos, vacas, incluso el ser humano. Son enfermedades bacterianas, virales y parasitarias, de todo tipo. Lo que pasa es que la mayoría de los patógenos que afectan a peces no tienen capacidad de multiplicarse a 37 grados en el ser humano. Es muy raro que hay enfermedades zoonóticas, que pasen del pescado al ser humano.

-¿Ha sentido discriminacion en el ámbito científico por ser mujer?

-No he encontrado trabas en mi carrera científica por serlo. Cuando la comencé no se hablaba tanto del famoso techo de cristal. Incluso en mi educación, en mi familia, mis padres nunca me dijeron por ser mujer tendría que esforzarme más. Solo me dijeron "¡adelante!".

-Pero quizá perdió algún puesto importante por serlo...

-En mi caso lo que me proponía lo iba consiguiendo. Fui catedrática muy joven, en el año 1991, con 36 años. Opté a una oposición en la que todos eran hombres. De lo que se habla mucho hoy día es de que los jóvenes tienen que retrasar mucho la maternidad porque es un problema para ascender en la carrera científica. En mi caso fui madre en el año 1995, cuando ya era catedrática y tenía un puesto estable en la universidad. No lo retrasé a propósito, fue coyuntural. Pero si hubiera sido madre antes, quizá no sería lo que soy ahora.

-¿Cómo son las aulas de ciencias ahora? ¿Hay más porcentaje de alumnas?

-En Biología siempre hubo bastantes mujeres, está más equilibrado.

-¿Se siente capaz de dar un consejo a alguna de estas jóvenes?

-Que piensen en lo que quieran, que tenga ilusión y sigan adelante en lo que les guste, que no se dejen condicionar por todos los estereotipos que hay en la sociedad de que las mujeres estamos menos capacitadas para las áreas científicas y tecnológicas. Socialmente se hace creer que la mujer está más capacitada para carreras relacionadas con la enseñanza, el cuidado, como Enfermería... Todavía se sigue diciendo que las ingenierías son cosa de hombres.

-¿Por qué momento pasa la ciencia actualmente'

-Es complicado. Hay poco dinero, sobre todo para los jóvenes investigadores. Hay pocos programas importantes de recuperación de talento. Además, el problema es la estabilidad de estas personas. Todo es un problema de dinero, de los gobiernos y de las universidades. No se apuesta por estabilizar a estos jóvenes.

-No puedo evitar preguntarle, después de todo, si sigue pintando...

-Pinto poco, pero siempre se me dio muy bien tanto el dibujo artístico como el matemático (risas).