La Aecc de Pontevedra presentó ayer el proyecto de la investigadora Mónica Martínez, la única becada en Galicia por el colectivo nacional en la lucha contra el cáncer a nivel científico. En el acto, la presidenta de la asociación provincial, Josefa Crespo, destacó la importancia de apostar por este tipo de iniciativas, apoyado con 20.000 euros desde Pontevedra.

-¿Por qué se interesó por la investigación del cáncer?

-Mi tesis doctoral no tenía nada que ver con la investigación del cáncer, pero durante mi período doctoral tuve la oportunidad de trabajar con varios grupos que sí trabajaban en ello. Para mis compañeros de laboratorio había algo muy claro de que me llamaba ese campo (risas). Para mí la investigación es una forma de poder ayudar y colaborar sin tener esa implicación directa que puede tener, por ejemplo, la Medicina. En Madrid comencé en un centro de investigación a trabajar en un proyecto sobre cáncer de vejiga. Colaborábamos con médicos del Hospital 12 de Octubre. Esa colaboración fue tan buena y tan fructífera que acabamos formando una unidad mixta dentro del propio hospital.

-Y usted teniendo un contacto aún más directo con el cáncer...

-Tuve oportunidad de crecer mucho, de entender mejor las preguntas de los oncólogos, de anatomía patológica, de los pacientes... la traslación y aplicabilidad del trabajo. Además, visité distintos centros de investigación en el extranjero. En Portugal, Reino Unido y Canadá.

-¿En qué consiste el proyecto en el que está ahora?

-Fue una gran oportunidad de intentar aplicar aquí en Galicia todo lo que aprendí en los centros más punteros. Es un proyecto muy novedoso que trata sobre un mecanismo poco conocido y poco estudiado en general. El jefe de nuestro grupo, el doctor José Manuel Tubío, en el CIMUS de la Universidade de Santiago de Compostela, lo impulsó después de ver que hay unos elementos que son capaces de moverse en las células, en el genoma, que son muy importantes en determinados tipos de cáncer. Es algo muy nuevo y con vías muy prometedoras.

-¿Y su trabajo? ¿Cuál es?

-Mi trabajo consistirá en entender mejor cuál es el impacto funcional de estos elementos y buscarle una aplicabilidad. Diseñaremos un test genético que permita al oncólogo o anatomía patológica distinguir pacientes que tengan esos mecanismos alterados.

-¿Servirá para predecir qué pacientes van a tener cáncer?

-Ahora estamos en un proceso tan básico que es difícil buscar la predisposición. Sí es cierto que hay ciertos agentes ambientales, como el tabaco, que predisponen a que estos elementos sean fácilmente activados. Buscamos doble vía: entender características del propio paciente y dar con la fórmula del tratamiento adecuado. Si conseguimos prorrogar el proyecto, la idea sería encontrar los tratamientos justos que permitan silenciar a estos elementos. Se estima que solo el 25% de los enfermos de cáncer reciben el tratamiento realmente adecuado.

-¿A qué tipos de cáncer se refiere la investigación?

-Aquellos que tienen un componente epitelial muy importante. Sobre todo aparece muy aumentado en cáncer de esófago, pulmón, colorrectal, cabeza y cuello. Coinciden con los que presentan una elevada incidencia según los últimos datos de la Sociedad Española de Oncología Médica. Por eso no nos centramos en un único tumor.

-¿Cuál es la salud de la investigación actualmente?

-El equipo humano a nivel español es increíble. Los que nos quedamos aquí es porque tenemos apego familiar o a Galicia y porque queremos que se haga investigación buena aquí. Las políticas nos restringen mucho y la estabilidad laboral es casi inexistente. Lo haces por amor al arte.

-Pero habrá resultados...

-Y muy prometedores. Los últimos datos hablan de un 20% menos de mortalidad gracias a la investigación. Hay que concienciar a la población, y a los políticos, de que la investigación es el futuro. Sin investigación no va a haber cura.