La fórmula The Gift y Carlos Sadness fue la elegida para que los pontevedreses disfrutasen del cartel compartido en el segundo día de los conciertos de A Peregrina. La mezcla de ritmos alternativos acabó por atraer a cientos de personas a la Praza de España, pese al cambio brusco de la meteorología, con bajada de las temperaturas y lluvia inconstante.

The Gift abrió el telón. El grupo luso, de reconocida reputación internacional, comenzó saludando a un pueblo hermano: "Estamos a una hora de casa". Luego, tras sus reivindicaciones feministas, hizo sonar varios temas de su último completo: "Altar". Fueron muchos los seguidores de esta agrupación conformada por Sónia Tavares, Nuno Gonçalves, John Gonçalves y Miguel Ribeiro a finales del pasado siglo los que se acercaron a propósito para disfrutar de temas como "Clinic Hope" o "Big Fish".

Pero también hubo quien llegó por curiosidad y acabó enganchado al heterogéneo sonido de uno de los pioneros de la música independiente en Portugal, con mezcla de canciones en inglés y en su idioma natal. Aunque no llenó la plaza, The Gift regaló los oídos a Pontevedra en la segunda noche de A Peregrina.

Y del rock electrónico se pasó a la festiva combinación de percusión y cuerda, con el ukelele de protagonista, de Carlos Sadness. Después de su presencia en el PortAmérica de Caldas el año pasado y su gira por festivales como "O Son do Camiño" o "Arenal Sound", el compositor indie llegó a Pontevedra para presentar su último trabajo: "Diferentes tipos de luz", publicado hace tan solo unos meses. Con canciones ya instaladas en la memoria colectiva de sus fans como "Hale Bopp", "Semitransparente" o "Física Moderna" llenó de alegría y "buen rollo" la fachada de la antigua Casa Consistorial.

Aunque sin lugar a dudas, fue la traviesa "Te quiero un poco" la canción novedosa que hizo moverse más a los asistentes, junto a ya clásicos del artista como "Mis Honolulú", "Amor Papaya" o "Qué electricidad", que ayudaron a disfrutar de una noche marcada por la incómoda lluvia fina.