Hay revolución en su espíritu y la música más libre en su concepto. Música, sí. Porque el término jazz es solo una etiqueta para Raynald que no hace justicia al origen afroamericano de este estilo. De Jesse Davis aprendió que este sonido era la libertad detrás de la represión, una voz más allá de la técnica y el virtuosismo. Alma. Y eso, la esencia de las cosas, es lo que parece atravesar su discurso. Una esencia accesible a todos, abierta e integradora, que va de su alma a la trompeta y de su trompeta a las otras almas. Por eso reclama en la vida valentía, compromiso y cambio.

-Empecemos por lo más cercano ¿Qué le parece el cartel del festival de jazz?

-Me parece muy bien, me gusta que haya esa mezcla de artistas americanos, artistas europeos y otros de aquí. Tener a Miguel Lamas (Ferrol, 1993), un gallego que está haciendo una carrera increíble por España y por Europa; poder tocar con la cantera de Pontevedra, que están haciendo un gran trabajo; y claro, tener a gente como Cory Henry, que ya es más mayoritario? Me parece una programación equilibrada.

-¿Conocía la ciudad?

-He venido muchas veces a Galicia, a Pontevedra creo que es mi tercera vez. La última vine a dar una clase magistral para la gente del Seminario Permanente de Jazz de Pontevedra (SPJ), ahí conocí a los músicos con los toco esta noche. Me gusta eso porque así ves la evolución que tienen y aparte es un placer venir. Es una ciudad preciosa, la gente es muy buena gente y estoy como en casa. Por aquí es que es una pasada: sales y en 20 minutos estás en uno de los sitios más bonitos del mundo

-Ya que cita la cantera patria, ¿qué opinión le merece el panorama jazzístico gallego?

-Pues el trabajo que están haciendo Paco Charlín y Abe Rabades, que montaron el SPJ, es una cosa inaudita, que no se ve en el resto de España ni en otros países de Europa. Paco ha traído en los últimos años a los que ahora son las nuevas estrellas del jazz internacional, las nuevas vías. Desde Logan Richardson (en 2011) a Walter Smith (en 2007) y muchos alumnos que estaban aquí, como Virxilio (da Silva) están haciendo carrera por todos lados. A mí parece una cosa única por el concepto que es

-¿Le gusta más un club o la calle para tocar? Y al ser una actuación abierta, ¿trata de adaptar el repertorio a otro tipo de público?

-No tengo preferencias entre una plaza o un club y no cambio lo que hago. Vas allí a tocar y cada noche es diferente, aunque toques el mismo repertorio. La energía que recibes del sitio es lo que te va a marcar. Lo que me gusta es que, al ser abierto, puede haber gente que nunca ha escuchado esta música o le tiene cierto miedo, por esa cosa del jazz elitista, y me gusta para que vean que no es así. Siempre se dice: "es que no entiendo de jazz" ¿Y quién entiende de jazz? No entiendo de cine tampoco, pero voy a ver películas y me gustan o no. Es tan sencillo como eso.

-Ya que habla de lo que realmente es el jazz, ¿qué opina del fenómeno y polémico La La Land?

-Es una mierda como una casa. Primero la película me parece malísima, el concepto de jazz ese concepto de música aséptica, como si la hubieran pasado por lejía. Y no lo digo por los músicos que están ahí. No es lo que realmente es esta música, que es música folk, porque es de calle.