Las críticas a esta decisión llegaron desde el colectivo ecologista Adega que acusa a la Xunta de desregular el sector (el anterior decreto no solo limitaba la potencia máxima a 10 MW sino que también establecía un tope máximo total de 80 MW para toda Galicia). Asegura que la medida "da carta blanca a Ence" para "llenar de cultivos energéticos" la comunidad y vaticina "una nueva oleada eucaliptizadora".

No obstante, la Asociación de Empresas de Energías Renovables se "congratula" de la decisión y asegura que "redundará en un mayor desarrollo sectorial, con el consiguiente aumento de la producción, una mejora en la limpieza de los bosquers, lo que evitará incendios, y el incremento de puestos de trabajo en todo el ciclo de la generación eléctrica con biomasa", tal y como manifestó Manuel García.

Ence también matizó en más de una ocasión que no cultiva madera para quemar ni tiene pensado hacerlo en el futuro.