El complejo de Ence en Lourizán detuvo ayer sus máquinas durante diez días. La fábrica está ya inmersa en su parada técnica anual, un proceso que este año incluye la puesta en marcha de algunas de las mejoras medioambientales y en materia de competitividad comprometidas por la compañía a cambio de obtener la prórroga de su actual concesión en la ría de Pontevedra durante 60 años más. Detener la actividad en este complejo fabril no es fácil, de ahí que la jornada de ayer se dedicase en su mayor parte a la paralización del gigante industrial de Lourizán.

El pistoletazo de salida de esta parada técnica la da la última cocción de astilla de madera que se realizó ayer a las 5.30 horas. El proceso habitual para la obtención de pasta a partir de una determinada cantidad de astilla lleva doce horas, dado que tras la cocción llegan el lavado, el blanqueo, el secado, el empacado y el almacenamiento, y esto es prácticamente el tiempo en el que también tarda en detenerse todo el complejo.

La parada técnica exige el total vaciado de los tanques de la fábrica, que se comienza a realizar a medida que cada sector de la fábrica o fase va evacuando la última producción de pasta de celulosa antes de la parada.

Esta última cocción de pasta de celulosa antes de la detención total de la actividad en la fábrica se produce en medio de una frenética actividad que poco a poco se va apoderando de la factoría, en donde empiezan a instalar sus casetas todas las empesas contratistas que van a llevar a cabo los trabajos de mantenimientos y las mejoras previstas.

Además de la pasta de papel, cabe recordar que Ence también genera energía a partir de la lignina . Un producto que se obtiene de la madera durante el proceso para obtener la celulosa. La energía se obtiene en la caldera de recuperación, que también se mantuvo operativa ayer hasta que se consumió toda la lignina resultante de la última cocción, apagándose sobre las cuatro de la tarde.

Paralizada a media tarde

La última parte de la fábrica en dejar de funcionar es la caldera de biomasa, que se nutre de la corteza de los troncos de los que se extrae la celulosa y otros restos de aprovechamientos forestales, además de cerca de 700 toneladas de biomasa que Ence compra a proveedores externos. Produce el vapor de agua necesario para terminar el proceso de producción de pasta y por eso no dejó de funcionar hasta que se cumplieron esas doce horas, sobre las cinco y media de la tarde aproximadamente.

Así, unas doce horas después de esta última cocción de astillas de madera, la producción en la fábrica estaba parada por completo. A partir de ahí comienzan diez días de actividad intensa, casi sin descanso, para ejecutar las obras previstas. Según explicó la empresa en un comunicado, esta parada técnica supondrá una inversión de 4,5 millones de euros, un presupuesto del que más del 50% se destinará a mejoras ambientales. Estarán centradas, principalmente, en diferentes proyectos para intentar lograr esa meta que se le resiste a la empresa desde el año 2010, que es la del olor cero. Aunque insisten en que ha habido avances importantes en la emisión de olores, desde la propia compañía reconocen que no se ha logrado este objetivo del olor cero que insisten en perseguir. Hasta ahora han destinado ya 4 millones de euros a este proyecto, a los que habrá que sumar los dos y medio de esta nueva parada técnica.

Mejora de la competitividad

Por último, la empresa destinará otros dos millones más a mejoras en eficiencia de la fábrica y competitividad. Entre las principales líneas de trabajo, en este sentido, está la mejora en el control de procesos o medidas de eficiencia energética, lo que permitirá continuar reduciendo el consumo de la fábrica.