La Xunta hizo en 2012 un análisis de la siniestralidad en este pequeño tramo de siete kilómetros y concluyó que "los accidentes más habituales consisten en salidas de vía y colisiones frontales, frontolaterales o por alcance y dentro de los causas destacan las siguientes: velocidad inadecuada, infracción y distracción". Al dispararse el tráfico en verano, se comprobó que en entre el 15 de junio y el 15 de septiembre se produce el 44% de los accidentes".

En cuanto a las causas relacionadas con la estacionalidad, se observa que la mayor parte de los siniestros por colisión "se producen en los meses de verano. Sin embargo, el resto del año la mayor parte son salidas de vía. Esto puede ser debido a que en los meses de verano, con mayor densidad de tráfico y pocas zonas de adelantamiento en el corredor, se producen choques por alcance o por adelantamientos incorrectos. Mientras, el resto del año, con menor densidad de tráfico, son más probables los choques por exceso de velocidad. Por otro lado, es posible que el comportamiento del firme en mojado no sea el óptimo ya que un 44% de los accidentes han tenido lugar con la calzada mojada". En cuanto a la iluminación, un 28% de los accidentes coinciden con carencia de luz, "lo que puede deberse a deficiencias en el balizamiento".

Asimismo, se detecta un "tramo de concentración de accidentes" donde se produce el 34% de todos los siniestros, en el kilómetro 22,2. "Se trata de un tramo con curva fuerte a izquierdas de radio aproximado 360 metros. En general, la mayoría de los accidentes del tramo estudiado, un 78%, coinciden con tramos curvos".