Boa Vida es el único grupo de Galicia formado por personas en situación de pobreza y exclusión social. Sus integrantes se reúnen para opinar, acompañar, asistir a cursos o animar a sus compañeros en el empeño de despertar la conciencia colectiva de que "todos tenemos los mismos derechos y dignidad sin que lo que tenemos en el bolsillo sirva para discriminarnos".

Es una de las ideas que inspira la próxima celebración del Día Internacional de Lucha contra la Pobreza, una oportunidad para hacer visibles las nuevas realidades de un problema que se ha acrecentado con la crisis.

La sede de Rexurdir Provincial, en la calle Cruz Roja, será escenario el próximo día 17 a partir de las 18 horas de una mesa redonda en la que participarán representantes de distintas organizaciones que luchan contra la pobreza en la ciudad del Lérez.

Sus especialistas analizarán temas como el incremento de las situaciones familiares de emergencia (que ya Cáritas constató el pasado año), los recortes en los programas públicos de lucha contra la exclusión o el cambio en el perfil del sin techo.

Según los datos hechos públicos por Boa Vida y que servirán de base para el debate, "el perfil tradicional del sintecho se ha modificado: pasa de ser el de un hombre de edad avanzada, soltero, con problemas de alcohol y de origen social desfavorecido al de un separado o divorciado".

También aparecen en este nuevo perfil los jóvenes con problemas familiares, exdrogadictos o consumidores en la actualidad y mujeres que han sufrido maltrajo.

En general, los técnicos constatan un incremento "del nivel educativo y cultural", así como un aumento en las estadísticas de pobreza de las personas con enfermedades mentales e inmigrantes.

El albergue "Calor y Café" (un centro para acogida durante la noche de personas sin hogar, a los que también facilita el aseo personal y comida) atendió durante el último año a 4.000 personas.

Se trata de un sensible incremento frente a los 3.000 registrados en ciclos anteriores en este centro de la Sociedad de San Vicente de Paúl, en el que personas en tránsito pueden buscar por un tiempo (la estancia no se puede prolongar más de una veintena de días) una oportunidad lejos de la calle.

La gran mayoría de los usuarios de "Calor y Café" también lo son del comedor de San Francisco, otra de las piezas clave en la atención a las personas sin hogar.

El 83% de los que acuden al comedor son varones con una media de edad de 38 años.

Sus ingresos se sitúan en unos 302 euros mensuales y casi el 40% (en concreto un 37,5%) lleva más de tres años sin disponer de un alojamiento propio.

La mitad de las personas sin hogar que acuden al comedor de San Francisco declara estar buscando trabajo y el 14,2% practica la mendicidad.

"La etiqueta de "indigencia" hace daño. No siempre va unida a ser abandonado con uno mismo, alcohólico, toxicómano, prostituta... etc, mas bien a estar o pasar por esos momentos", explican desde Boa Vida, que recuerda por ejemplo que frente al estereotipo "la realidad es que el 30% de los usuarios del comedor de San Francisco son abstemios y nunca consumieron drogas".

Padres con estudios medios

Un 64,8% de los sin hogar de Pontevedra ha cursado estudios secundarios y el 13,3% superiores.

El 51,8% de estas personas en grave riesgo de exclusión son españoles y el 17,5% recibe alguna prestación pública.

Sorprende el elevado número de padres: un 40% de los usuarios del comedor de San Francisco tienen hijos, según los estudios que presentaron los portavoces del Grupo Boa Vida Ruth Casas, Luis Cousiño y Miguel Luque, tres de las voces que recordaron ayer el compromiso de los jefes de gobierno de haber reducido la pobreza a la mitad a 1015.

"Hay que diferenciar la pobreza (ausencia de recursos y de condiciones para vivir y desarrollarse) de la exclusión (que es la desventaja económica y social)", explica Ruth Casas a propósito de la realidad a la que hace frente el Grupo Boa Vida, un colectivo que recuerda que más allá de los estereotipos "seguimos siendo seres humanos con derechos y dignidad igual que todos y todas. Buscamos trabajo, y trabajamos muchas veces explotados, y como no, pedimos ayuda a la administración y a las asociaciones, pero sobre todo queremos decirle a la sociedad que no queremos vivir en la pobreza y que cualquiera puede pasar por ella".