Ourense se desperezó ayer sin apenas bares abiertos (se estima que cerró más del 80%),, salvo los pocos locales que cuentan con espacio amplio de terraza; con una afluencia en el resto de comercios que pasó del frío durante la mañana al tibio en número de clientes, según iba avanzando el día, y con supermercados en los que empezó a notarse ya el acopio de previsiones para un puente festivo, en el que queda prohibido salir de la ciudad.
Fue un silencio solo roto por el grito reivindicativo de la hostelería, que se manifestó en la mañana de ayer en la Plaza Mayor bajo el lema "No somos los culpables", pues consideran que las restricciones impuestas por la pandemia del Covid-19 en Ourense, se han cebado "de modo atroz" con el sector hostelero. Entre las medidas que pidieron ayer fue ayuda urgente de Xunta y Concello para congelar impuestos, y ampliar terrazas. De otro modo "no resistimos más, los cierres y Ertes pueden ser masivos", alertan.
En la ciudad de As Burgas, con una cafetería o bar registrado por cada 200 habitantes, una afición, la de bajar al bar, que no tiene nada de perimetral y se extiende por igual por el centro y los barrios, el cierre masivo de estos establecimientos, era el signo más claro de que algo no iba bien.
"Oiga ¿sabe dónde puedo tomar un café?", preguntaba un cliente tras salir a primera hora de un hotel de la zona centro que el día anterior estaba rodeado de cafeterías y bares abiertos y ayer presentaba una imagen de preconfinamiento total.
Ayer el mundo estaba al revés y eran los propios hosteleros los que se sentaban en las terrazas figuradas ubicadas en la Plaza Mayor, con carteles bajo el lema "¿Culpables de qué"? y una gran pancarta central. Colectivos como Véxote en Viños y AHROU calificaron de "atroces" las medidas impuestas a la hostelería, como consecuencia de las restricciones sanitarias en Ourense al "aumentar la incertidumbre" sobre el futuro del sector. Muchos locales amanecieron cerrados y con un cartel reivindicativo: "Se vende cafetería. Razón, Xunta de Galicia".
Enrique Fidalgo, el portavoz de la asociación Véxote nos Viños, considera que las restricciones se van "improvisando sobre la marcha" desde la primera ola del coronavirus, "y ahora es una nueva estocada", denuncia.
Hosteleros como el presidente de la Unión de Hosteleros de Ourense, Javier Outomuro, no entienden que "yo por ejemplo solo pueda estar en una mesa con un máximo de cinco convivientes, y no pueda compartir mesa con mis compañeros con los que estoy hasta 14 horas al día en la cocina".
Reconoce que "las reservas, y hablo de mi caso con restaurante sin terraza, están siendo estos días de dos mesas, y se han suspendido también reservas para el Pilar". Sostiene que "si no hay ayudas reales a sector el daño puede ser irremediable. Solo resistirán, y mal, los que no tengan empleados y los locales sean de su propiedad. El resto cerraron y están con Ertes".
