La cultura fue otro de los sectores damnificados por la crisis sanitaria del coronavirus. La villa de O Barco fue la primera en hacer una proyección al aire libre, le siguió Verín con más repercusión y después el único cine rural de Galicia, el de Leiro, que empezó las proyecciones con Cinema Paradiso.
112 días después de la declaración del estado de alarma por parte del gobierno central, las instalaciones de Galicine, ubicadas en el Centro Comercial Ponte Vella, volvieron a abrir sus puertas al gran público para darle al play de la proyección.
La temperatura estival no es el mejor aliciente para estimular la venta de entradas y el acceso al cine. Sin embargo, varios grupos de cinéfilos compraron su entrada para ver películas para todos los públicos. La primera en proyectarse fue Los zapatos rojos y los siete trolls, una animación para los más pequeños. Sin embargo, dos familias entraron a ver Sonic, que era quince minutos más tarde. Los primeros asistentes fueron en familia o en pareja. No había mucha afluencia y las nuevas medidas de prevención decretadas por la dirección restringe las salas al 75% de su aforo, con la obligación de portar mascarilla y utilizar los geles hidroalcohólicos para la desinfección de las manos. La limpieza también se ha intensificado entre cada sesión y para los que quieran ir en grupo y sentarse juntos, deberá ser necesario realizar la compra de los billetes en una única operación para que la aplicación telemática define las butacas seguidas. Vuelve el cine y con el la cultura, pero también las palomitas.
