La ciudad a varios metros de altura es un escenario casi vacío en varios momentos del día. La pandemia nos ha confinado en casa y los atascos que formaban parte del paisaje de las capitales son ahora situaciones extrañas. Una concentración de vehículos, o incluso un leve goteo por alguna de las arterias de Ourense, pone a la Policía Local en aviso a la hora de diseñar sus controles. Las 13 cámaras que captan la imagen a vista de pájaro de los puntos neurálgicos de la ciudad sirven a los agentes de referencia fundamental para saber en qué momento y dónde establecer un dispositivo de vigilancia. "El tráfico ha caído muchísimo y los accidentes también, así como el servicio de la grúa. Las infracciones son muy puntuales. Si se puede encontrar algo positivo en esta situación, los atropellos han desaparecido", dice el inspector Baldomero Rubio.

En la sala de pantallas solo trabaja ahora un agente en lugar de dos. Es una de las medidas de seguridad adoptadas para reducir el riesgo de contagio de un virus que ha cambiado nuestros hábitos adquiridos con la rutina de los años.

Mañana se cumple la segunda semana de vigencia del estado de alarma. En la primera, entre el 15 y el 22 de marzo, la Policía Local de Ourense tramitó un total de 154 sanciones, identificó a 536 personas, detuvo a 3 e interceptó 623 vehículos. "Denunciamos los casos claros e injustificados de incumplimiento", dice el inspector Rubio. "Agradecemos que, mayoritariamente, los ciudadanos están cumpliendo el confinamiento".

A las 19.30 horas de ayer transitaban escasos vehículos, para lo habitual en esa franja en un día laborable, a la vista de las imágenes que captaban la cámaras de tráfico. En las horas de entrada y salida del trabajo se registra una circulación más elevada. Por las mañanas el tráfico se debe en parte a los viajes al supermercado. "Hay momentos puntuales en los que sigue habiendo tráfico", confirma el inspector. "En la medida de lo posible intentamos hacer controles para detectar posibles incumplimientos. Según mi experiencia por la mañana se producen más que por la tarde".

La nueva realidad que ha impuesto la pandemia ha cambiado el sentido de las llamadas. De los avisos por incidencias en la calle a la 'policía de los balcones', vecinos que, no siempre con razón, alertan de los supuestos incumplimientos de otros.