El arqueólogo municipal, José María Eguileta Franco, fue el autor encargado de estudiar el collar de cuentas discoides de la mámoa M2 de San Bieito de Lobios, que presenta el Museo Arqueológico de Ourense como "Peza do mes". Como punto inicial, aclara que las piezas discoides del collar "proceden de una excavación arqueológica realizada en el marco del proyecto de investigación 'Arqueoloxía na Baixa Limia: o encoro de Lindoso e o seu entorno'", centrado en el término territorial de Lobios, que codirigió con Celso Rodríguez Cao y Manuel Xusto Rodríguez. "Tuvo lugar en el monumento megalítico que catalogamos como mámoa M2 de San Bieito (SBiM2), durante los años 1988 y 1989", destaca Eguileta Franco.
Las veintitrés cuentas discoides del collar, elaboradas de una forma exquisita, "muestran una gran uniformidad formal y en sus dimensiones. Sus diámetros oscilan entre los 4 mm y los 3 mm, y las secciones más anchas nunca sobrepasan el milímetro de espesor. Todas comparten una morfología discoidal circular, con una perforación central. Entre esas perforaciones predominan las circulares, aunque son relativamente abundantes las elípticas".
Con la excavación, los arqueólogos intentaron "cubrir la laguna existente en la investigación sobre el megalitismo en esta zona". Las últimas intervenciones, excepto la llevada a cabo por X. Ferro Couselo en A Casiña da Moura (Val de Salas, Muíños), "habían sido realizadas por miembros del grupo Nós", cuya revista homónima celebrará este ano el centenario. "Nos referimos a los trabajos de Florentino Cuevillas y Xaquín Lorenzo en las necrópolis de Chan de André y Chaira de San Fiz (Galez, Entrimo), publicadas por ellos en 1958, año en que falleció Cuevillas, sin duda el gran sistematizador de la Prehistoria de Galicia. Catalogamos dos en el paraje de San Bieito, los monumentos SBiM1 y SBiM2. Posteriormente se añadió un tercer monumento, SBiM3".
El yacimiento se encuentra en el concello de Lobios, parroquia de San Mamede de Grou, lugar de San Bieito, a unos 550 metros en dirección SSW de la ermita con la advocación del referido santo. Se emplaza en la penillanura descendiente comprendida entre los altos de Santorgo y Ervededo, en la divisoria de aguas de segundo orden entre los ríos Grou e Illa, afluentes del Limia.
El espacio excavado por los arqueólogos, 44 m² frente a los casi 200 m² de la superficie total estimado para el monumento, "permitió definir la estructura funeraria central, aunque si puso en evidencia la gran destrucción que sufrió con el paso de los siglos, acaso de los milenios". Tan solo un fragmento de una de las losas que seguramente formaron la cámara, permaneció en el interior del cráter de violación, concretamente en la cuadrícula A1. "Dos fragmentos más de ortostatos aparecieron fragmentados no lejos de aquel. Otro más, un cuarto, yacía a casi 100 metros del túmulo", destaca José María Eguileta.
Dentro del terreno de las hipótesis, "podríamos interpretar una alineación de piedras de pequeño y mediano tamaño en las cuadrículas A2, A3 y A4, como los restos de la estructura de contención de un posible corredor intratumular", resalta.
