"Me pregunta todo el mundo por el tiempo, sobre todo si se acerca una fiesta, puede que reciba 50 consultas al día". Y el refrán dice la verdad: nunca llueve a gusto de todos. "Un día, un hombre me dijo que le hacía falta que lloviera, para que el agua regara las patatas, pero también que hiciera sol, por la hierba. Yo le contesté: no te preocupes, ya te lo arreglo yo. Lo solucioné tan bien que, a los dos días, vino una tormenta y pasó justo al revés, sol en las patatas y lluvia en la hierba. Muy contento no quedó".

Él puede hablar con conocimiento de causa y con rigor de uno de los temas más universales, en la calle, en los ascensores, en los bares: ¿qué tiempo hace? De una cuestión subrayada en rojo en la agenda política, el clima. Miguel Ángel García (Cea, 1949) lleva 37 años colaborando de forma gratuita con la Agencia Estatal de Meteorología -antes Instituto Nacional- desde la estación del IES Chamoso Lamas de O Carballiño, donde se registran valores como la temperatura, la precipitación, el viento, las horas de sol -a través de un heliógrafo-, la presión, la humedad o la evotranspiración potencial, una magnitud de interés por ejemplo para el sector forestal, puesto que ayuda a calcular el tiempo de secado de la madera. Miguel acude todos los días, desde 1983, a comprobar el clima del municipio y asegurarse de que los dispositivos funcionan bien. Solo buscó reemplazo durante 10 jornadas, por su boda y la luna de miel. Dos alumnos quedaron pendientes.

"Al empezar fue casi un reto"

Porque fue profesor de Física hasta su jubilación hace 9 años. "Comencé en 1983 como una actividad pedagógica para la asignatura en el Chamoso Lamas. El 1 de enero de 1984 empecé la colaboración y me enviaron una estación termopluviométrica. En 1990 me facilitaron el resto de sensores. Desde entonces registramos temperatura, precipitaciones, vientos, horas de sol, humedad, evotranspiración potencial, presión, evaporación, radiación solar y horas de sol", explica. "Cuando empecé en 1983 fue casi un reto. Pedí material a la delegación de A Coruña y me preguntaron que, con tantas vacaciones que tienen los profesores, quién iba a comprobar los medidores durante ese periodo y fines de semana. Yo me comprometí a cambio de que me enviaran el material".

Un biólogo está interesado en dar el relevo si Miguel decidiera dejarlo. Por el momento no lo planea. "El horizonte me lo marcará mi salud. Hay un convenio entre el Ministerio de Medio Ambiente, Aemet y la Consellería de Educación por el que soy el encargado de la estación del Chamoso Lamas hasta que alguien pueda continuar".

Todos los días, todos los años cumple la rutina. "Sábados, domingos y fiestas de guardar", confirma. "Hay unos datos automáticos de los que te fías, pero es preciso comprobar todos los sensores por si hay un fallo de corriente o de software. Atender una estación meteorológica tiene un mantenimiento continuo, todos los días, porque puede fallar un software o un sensor y entonces puedes suplir el dato a mano. La función de una estación meteorológica es tener datos lo más precisos posible y no lagunas. La sociedad conoce poco su funcionamiento".

Hasta que lo necesita. "Una vez un señor preguntó al conserje del Chamoso por el "maestro del tiempo", recuerda Miguel. "Yo respondí: pues seré yo". Una tormenta afectó a la corriente de su casa y dañó diversos electrodomésticos y objetos electrónicos. Acudió al meteorólogo a por un certificado para dar parte a la compañía aseguradora.

Cuando hubo -12º en Carballiño

De todos los datos recogidos en O Carballiño por Miguel durante más de tres décadas, "el año más lluvioso fue el 2000. La media anual acumulada es de 1.448 litros por metro cuadrado y ese año llegamos a unos 1.600. El siguiente, en 2001, hubo una sequía muy importante y se registró la temperatura mínima de este periodo, 12 grados bajo cero. La máxima que recuerdo aquí es de 41,5", cuenta el especialista.

Hace 10 años recogió en A Coruña el premio meteorológico de Galicia. En 2018, cuando se cumplieron 35 años desde el inicio de su colaboración desinteresada, recibió el premio nacional de Aemet. Recientemente ha sido galardonado en O Carballiño con el Premio Arenteira.

Es, por tanto, voz autorizada sobre el cambio climático desde su esfera local. "Aquí se ve una pequeña tendencia a subir de la temperatura media de las máximas, así como de la temperatura media. En cuanto a la media de las mínimas de los últimos 35 años, no se observa una tendencia clara. Para mí lo más importante de lo que está pasando en nuestro mundo es la contaminación exagerada a la que estamos sometiendo al planeta. Hacemos cambios en el medio, asfaltamos todo lo que pisamos, los aires acondicionados inyectan al medio ambiente aún más calor en pleno verano para poder refrescar los interiores. Lo más difícil es hacer que la sociedad se dé cuenta de que, buscando comodidad, estamos alterando completamente el medio en el que vivimos, con el uso de determinados materiales, las calefacciones, los plásticos, la emisión de gases... ¿Está dispuesta la sociedad a renunciar a estos privilegios?"