Además de clientes, sobre el estrado se sentaron, en calidad de testigos, trabajadores de la entidad bancaria. Uno de ellos relató la especial relación de confianza que unía al acusado con todos los clientes que pusieron una reclamación ante la supuesta apropiación de capitales y falsedad documental. Este admitió que "José Luis atendía a los clientes en su despacho" y "hacer libretas de ahorro en máquinas de escribir no era lo habitual". El director corporativo de seguridad asumió, a pregunta de la defensa, los tipos de interés que se especificaban en los contratos de los fondos de inversión que algunos clientes tenían con la entidad. El ex responsable de zona de la entidad dijo que "los certificados de actualización no correspondían con lo que los clientes tenían". Además, admitieron que la actualización que tenía José Luis "no era una mecánica habitual".