Ángel Alfonso "Choli" tiene en la actualidad 68 años, y contó anoche sin pudor y con la valentía de los héroes, que "yo fui el primero de una lista de más de cien de esos hijos de prostitutas que fueron entregados en adopción a doña Obdulia, otra benefactora que con ayuda de sus hijos y nueras nos dieron cobijo y don Luis Gallego no solo le pasaba consulta gratuita a los mujeres del barrio chino, siempre sin juzgar ni criticar su trabajo, sino que nos atendía a nosotros en casa de doña Obdulia y dejaba medicamentos: salvó allí muchas vidas".

Emocionado, estuvo ayer en esta cita a la que acudió con algunos de esos niños adoptados a los que el doctor Gallego dio atención sanitaria, niños a los que Choli llama primos, sobrinos o hermanos. Son su familia y junto con Elisa, hoy octogenaria, y una de las nueras de doña Obdulia que colaboró en el cuidado de sus más de cien "hijos" adoptados a lo largo de los años y repartidos por el mundo, que siguen llamando a aquella mujer, ya a título póstumo como mamá o abuela.

"El doctor Gallego era el médico de todos los que no tenían nada, de los gitanos, de los pobres, de esos niños acogidos como yo por mamá Obdulia, que de otro modo difícilmente tendíamos asistencia sanitaria", rememoró Choli. El anecdotario de este hombre que fue paciente y que tantas veces vio al doctor gallego pasar consulta a todos los niños acogidos, es interminable.

Ayer la música puso punto y final a una velada en el Liceo marcada por el agradecimiento. Todo cambió, la medicina es ahora universal pero, como señalaron ayer los contertulios, y sin desmerecer a los grandes médicos actuales, "lo del doctor Gallego no fue un oficio, sino una vida dedicada a la medicina y a sus pacientes, como otros la dedican a un sacerdocio".