Eduardo L. F. alegó que, tumbado en el suelo tras encajar él una patada de Óscar E. L, vio cómo el cuerpo de Alexandru Walter Boghiu iba a rastras antes de escuchar un ruido y escuchar al coacusado decir: "Un rumano menos". Óscar sostiene que durante un forcejeo con el joven, al que culpa de querer cortarlo con un cuchillo, se golpeó contra un poste de hormigón y la víctima terminó en el agua por una fatalidad. La Policía Judicial de la Guardia Civil de Ourense sostiene que las versiones de los acusados por el crimen de A Esmorga, de diciembre de 2014 en Boborás, son "contradictorias" con las pruebas. "Los vestigios hallados en la zona no se ajustaban a sus declaraciones", afirmó ayer el capitán que lideraba la Policía Judicial de la Comandancia en esa época.

En el entorno del canal del río Viñao que conduce al embalse de Albarellos, donde el cadáver fue avistado, boca abajo, a las 11.45 horas del 20 de diciembre de 2014, y reflotado un día más tarde, se recogieron un total de nueve muestras biológicas. En medio de la carretera había varias. En una de ellas se encontró en el laboratorio ADN de Alexandru. En la barandilla que protegía entonces de una caída de casi siete metros hacia el agua -tras el suceso se instaló una malla, más segura- había dos muestras, como si se tratara de sangre, que también correspondían a la víctima. "Nos hace pensar que hubo una resistencia a la caída y que no fue fortuita", manifestó el capitán.

Los rastros de la víctima estaban en la zona superior de la barandilla, no en la inferior, lo que se ajustaría más con la hipótesis del arrastre o de una caída accidental mientras el cuerpo rodaba. "No es imposible pero sí muy difícil" que ocurriera esa posibilidad. "En ningún momento tuvimos la impresión de que una persona pudiera caerse por debajo", aseguró el capitán de la Guardia Civil, que intervino por videoconferencia. Que el rastro estuviese en la parte superior de la valla, no en la inferior, indica que el cuerpo cayó o fue arrojado al agua a una determinada altura.

Restos "en dirección contraria"

Por otra parte, el vestigio con ADN de la víctima que fue identificado en mitad de la carretera, a una distancia de "10 o 15 metros" de donde supuestamente el vehículo fue estacionado junto al canal, "y en dirección contraria", señalan a los investigadores que Alexandru Walter Boghiu "intentó escapar de la zona". Que no aparecieran evidencias genéticas en otras muestras, si la víctima estaba sangrando por las lesiones, puede deberse al tiempo transcurrido hasta la inspección -el 24 de diciembre, 4 días después de los hechos- y al efecto de la intemperie, apuntó este testigo.

Dos marcas en una señal

Una de las presuntas contradicciones es que desde el lugar en el que los acusados indicaron, en la reconstrucción de hechos, que fue arrastrada la víctima, hasta donde aparecieron las muestras en la barandilla, "hay distancia", varios metros. Además, en una zona de hierba junto al canal no había huellas de pisada o de arrastre. En una placa que avisa del peligro de caída, clavada en un árbol, se encontró "una muestra palmar" que no sirvió para un análisis de huellas porque "estaba corrida". Había otra a 65 centímetros. En los vestigios sí se pudo analizar rastro biológico. "Una de ellas dio positivo a ADN de Alexandru". La fiscal sospecha que el joven se agarró ahí.

La zona a la que acudieron los acusados con la víctima tras la paliza previa en la casa de Cameixa está en un lugar "bastante aislado y con escaso tránsito de vehículos", declaró el capitán. Un cazador, vecino de la zona, testificó que al lugar del suceso suelen acudir cazadores. Una caída al canal en pleno diciembre, "con intensidad y ruido de agua" y desde "bastante altura" según el investigador, conlleva que sea "complicado" poder salir para una persona "herida". Lo mismo opinó uno de los cazadores citados ayer. Al inicio del canal "unha persona que caera non podería saír, hai moita altura".

El cadáver del fallecido presenta signos de una muerte violenta. La ropa estaba intacta pero el cuerpo presentaba numerosas lesiones. Tenía moratones en el dorso de una mano, el puño izquierdo y la clavícula. Además el cuerpo tenía una "lividez roja alrededor del cuello", como si hubiera sido agarrado, manifestó ayer la agente de criminalística. En la cabeza tenía un fuerte golpe y la oreja derecha colgaba. A vista de los investigadores se apreciaba que los huesos del cráneo estaban rotos, "por un traumatismo muy fuerte", dijo la guardia civil. Además, tenía los labios hinchados y le faltaban piezas dentales.

La inspección ocular de los escenarios relacionados con el caso 'Esmorga' desveló que los acusados, o alguien de su entorno, limpió y "fregó" esos lugares con la presunta intención de borrar rastros. Tanto la casa como el coche. En el vehículo se encontraron pese a todo restos de Alexandru y del acusado Óscar, de este en la puerta del copiloto. Había en el turismo, cuando detuvieron a los sospechosos, "gran cantidad de ropa" en el asiento trasero. En esa zona no se halló restos de sangre del encausado, pese a que dijo que la víctima lo cortó con una navaja o cuchillo, haciendo que le bloqueara la mano. "Si hubiera habido sangre en el vehículo, con luces forenses se encontraría" aunque la tapicería se hubiera limpiado, dijo ayer al jurado la agente de criminalística.

La Guardia Civil acudió al registro de la vivienda de Cameixa y constató que "parecía que se había limpiado la casa", resumió el capitán. Aun así, la Policía Judicial recogió 95 posibles indicios en la vivienda, de los que 55 muestras fueron remitidos al laboratorio central del cuerpo: 35 colillas, 16 bastoncillos, 3 servilletas y una toallita húmeda.

En la cocina, que "se notaba que había sido limpiada con una fregona", aunque quedaron en una esquina restos de cristales pequeños -el registro se hizo el día 23-, se encontró una marca de sangre proyectada, al lado de la puerta, sin que el análisis pudiera concretar a qué persona pertenecía. Se halló ADN de la víctima en la manilla de la puerta, así como servilletas y colillas donde se prende fuego a la cocina de leña. En uno de los paños había Betadine y ADN de Alexandru (acusados y testigos presenciales afirman que tras una primera agresión, Eduardo y su entonces mujer hicieron las curas a la víctima).