Los conductores que circulen por la red secundaria deberán levantar el pie del acelerador si no quieren exponerse a una sanción, ya que hoy entra en vigor la modificación del artículo 48 del Reglamento General de Circulación, que rebaja de 100 a 90 km/h la velocidad genérica máxima en las vías convencionales para turismos y motocicletas. El principal objetivo de este cambio es reducir la siniestralidad en estas carreteras, en las que se registran tres de cada cuatro accidentes.

La aplicación de la reforma afecta en la provincia a 200 kilómetros de asfalto y ha implicado la sustitución de 134 señales, 38 en viales de la red nacional y 96 de gestión autonómica. En cuanto a los sistemas de control de velocidad por radar, sólo una de las 14 cabinas fijas instaladas en la provincia se ha visto afectada por la reducción del límite máximo. Se trata, según explicó el jefe provincial de Tráfico, David Llorente, de la instalada antes de la travesía de Bentraces (Barbadás), en la OU-540. Otros radares fijos de la red convencional se encuentran en límites ya por debajo de los 100 km/h, por lo que se mantendrán como están.

Desde hoy se aplicará la normativa con normalidad sin que la puesta en marcha de esta rebaja implique la instalación de nuevos equipos de radar ni campañas específicas de vigilancia sobre los tramos modificados. Así, se hará cumplir la normativa como en el resto de la red viaria, utilizando los dispositivos de radar móvil.

David Llorente confirmó ayer que, si bien es posible que se instale algún equipo, de momento "no hay previsión" de instalar nuevos sistemas fijos "ni tenemos un tramo en la provincia que justifique un radar de tramo nuevo". Esto no descarta futuras intervenciones ya que, apunta, "estamos barajando opciones". No obstante, reiteró, la entrada en vigor de la nueva limitación a 90 km/h en vías convencionales se vigilará "con radares móviles, como se hace en el resto".

A la instalación de la última señal vertical, en el punto kilométrico 248 de la N-525, en Cambeo, asistieron ayer el subdelegado del Gobierno, Emilio González Afonso; el jefe provincial de Tráfico, David Llorente, y el jefe de Unidad de Carreteras, Álvaro Rodríguez. Un acto simbólico para el que se eligió el tramo "más delicado" de la provincia en cuanto a siniestralidad mortal hasta que se adoptaron medidas para reducir el número de accidentes. Una de ellas, la instalación de un radar de tramo. Desde su colocación en 2016 no se ha registrado ningún fallecido ni siniestros con heridos graves.

Llorente explicó que la rebaja de velocidad era una medida muy demandada que ha ganado sentido en la actualidad al existir una amplia red de autovías y autopistas que reducen el uso de las convencionales a desplazamientos cortos o de media distancia. "Puede ser el primer paso para simplificar la señalización vertical tan extensa que tenemos", señala en referencia a las limitaciones a 80, 70 o 60.